Lo que tienen para ofrecer las multinacionales al futuro de nuestro país. Los jóvenes que residan en Conchillas, Colonia del Sacramento, Carmelo, Tarariras o Juan Lacaze y que tengan entre 18 y 25 años y haber egresado de bachillerato o UTU; buen potencial de aprendizaje; gusto por las tecnologías y procesos industriales; buen relacionamiento interpersonal y trabajo en equipo; y motivación, interés, compromiso y dedicación: pueden ahora aspirar a trabajar a término por un año y en horarios rotativos para una planta de celulosa multinacional… ¿y qué viene después?

Hasta el lunes 17 de diciembre Montes del Plata recibe por correo electrónico la postulación de interesados a participar en una nueva edición de su programa “Jóvenes de Colonia”. La pastera radicada en las proximidades a la localidad de Conchillas busca “jóvenes del departamento con empuje” para capacitarlos e integrarlos con “contratos a término por un año” y en “turnos rotativos”.
Cosas como éstas no pueden extrañarnos, cuando terminando el tercer período de gobierno del Frente Amplio, los principales jerarcas (como el Ministro de Economía Astori, la Ministra de Industria Cosse y el Ministro de Trabajo Murro) reconocen que la política de estímulo a las inversiones que ha consistido en onerosas exenciones al capital no ha redundado en crecimiento de empleo (sino por el contrario) y particularmente los programas oficiales de incentivo del empleo juvenil han sido un fracaso, dicho por sus propios impulsores. 

¿Y qué tipo de empleo busca el gobierno para los jóvenes? Este año el gobierno celebró un acuerdo con McDonald’s (con la misma receta que repite en otros segmentos como los reclusos por ejemplo) en la que los uruguayos subsidiamos el 60% de los salarios de los muchachos que empleen y 80% en caso que sean mujeres.
En Uruguay cae la cantidad de jóvenes que buscan trabajo producto a que no hay posibilidades para ellos, 1 de cada 3 están desempleados, y ya vemos qué tipo de trabajos tienen los restantes.

Aunque redundante, cierto es que la política de subordinación al gran capital y de beneficio al sistema financiero ha sido característica de los 13 años de los denominados gobiernos “progresistas” en nuestro país.

Un acelerado proceso de extranjerización y concentración de la tierra, la expansión del monocultivo forestal y las pasteras, de la soja transgénica y del agronegocio con la aparejada contaminación de suelos aguas y aire, la industria frigorífica casi por completo en manos de capitales extranjeros ha perjudicado severamente la mayor riqueza de nuestro país y por tanto las posibilidades de desarrollo del Uruguay en base a un proyecto digno, soberano y productivo.

Cierran emprendimientos productivos e industrias todos los días; todos los meses empresas de mediano o gran porte entran en concurso de acreedores o cierran definitivamente; la negociación tripartita solo puede ofrecer seguros de paro rotativos, especiales y extendidos para mitigar los impactos en el mercado laboral, o mejor dicho en las cifras del gobierno, porque los trabajadores hace tiempo que están sufriendo los garrotazos de la crisis.

Esto se ve reflejado en los números oficiales; la producción agropecuaria, la industria manufacturera y la de la construcción llevan dos años de contracción económica. Se trata de las áreas dinámicas de la economía, que son justamente las que tienen la posibilidad -en escenario de crecimiento- de generar empleos genuinos para revertir la situación actual. Formalmente en los términos que manejan los economistas el país no está en recesión porque el PBI aumenta (3,5%, 2,7% o lo que sea), pero la economía real que se apoya en estas 3 industrias sí lo están. Con telecomunicaciones y zonas francas los números se maquillan y nos permiten endeudarnos más, comprometiendo las posibilidades de desarrollo del país con oportunidades para las futuras generaciones.

El departamento de Colonia se ha visto seriamente golpeado por esta situación, a la que no escapa ningún otro departamento del país. Productores expulsados del campo, cierre de tambos, plantes de industria láctea afectadas, cierre de cooperativa de semillas, medios de comunicación, comercios, transporte, textiles y fábricas de papel, son algunas muestras de los efectos de la política económica del gobierno, a cargo de Astori y -más allá de palabrería- compartida e indiscutida por todo el Frente Amplio, a lo largo y ancho del departamento. Quizá el único sector que en parte se salvara de la debacle es el turismo, hoy seriamente en peligro por la realidad económica del país al otro lado de la orilla del Río de la Plata.

Juan Lacaze quizá es un caso icónico, con el cierre de las históricas Fanapel y la cooperativa Puerto Sauce (ex Campomar y posteriormente la mixta Agolán). En una misión oficial y de emergencia, el gabinete del gobierno actual encabezado por el propio Presidente de la República desembarcó en el pueblo anunciando una batería de medidas para rescatarlo. Al día de hoy, la única respuesta concreta fue ocupar en la instalación de la fibra óptica que se adelantó en el cronograma de ANTEL, la -hasta ahora- manija para una cooperativa para 30 personas que hagan bolsas de papel y un sorteo del MIDES de 35 puestos durante 8 meses con una retribución de 7 mil pesos.
Hablando con los trabajadores locales, todos coinciden en que Juan Lacaze, otrora localidad industrial, hoy es una ciudad dormitorio donde los habitantes trabajan en las localidades cercanas y no tanto, e incluso fuera del departamento. Señalan que no hay posibilidad alguna para los jóvenes, y esta oferta de trabajo por un año de la pastera Montes del Plata es solo un botón que basta de muestra.