UN MEDIOCRE QUE SIEMPRE CAYÓ PARADO

 

Tabaré Vázquez en el último tramo de su segundo período como presidente no duda en traspasar la frontera de lo legal para ceder ante las desmesuradas prebendas que exige UPM (BOTNIA) para considerar si instala una nueva planta en el país de los Charrúas.

EN EL MOMENTO JUSTO, EN EL LUGAR JUSTO

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Expuesto en su ineptitud porque devuelve un país a los electores que lo ungieron con más pobreza, inequidad social y sin logros económicos que mostrar, un desgastado presidente que gobierna en nombre de una devaluada coalición política transita los últimos tramos de su fallido último período mostrando una indigna obsecuencia con el capital neocolonial que ofende el sentido patriótico y la lucidez política de su pueblo. En un gesto que sueña seduzca a los nórdicos para instalar la tercera planta de celulosa que le permitiría una efímera actividad económica, durante su construcción, con la que maquillar los decepcionantes números de su ocaso.

Una gestión que se ha agotado en una retórica tan grandilocuente como vacía de contenidos, manchada por un hecho no tan usual en la Patria de Artigas: un jerarca político -el ex vicepresidente Raúl Sendíc (h)-, ha debido renunciar al ser descubierto en flagrancia usando como propios dineros públicos.

Los exiguos plazos que le quedan al gobierno para que Finlandia concrete esta nueva planta celulósica obligan a Vázquez a:… “trabajar a contrarreloj salteándose por el camino las normas vigentes” como ha denunciado por estos días el prestigioso periodista de investigación uruguayo Víctor Bachetta.   Es la desesperación por mostrar alguna actividad económica en el fin de gestión, aunque sea transitoria, la que alimenta la indigna actitud de Vázquez.

La desmesura de las concesiones que pretende otorgar el Frente Amplio a la empresa, hacen ruborizar hasta los más incondicionales y arder de indignación a los herederos ideológicos de José G. Artigas.

La autorización ambiental otorgada por DINAMA –Dirección Nacional de Medio Ambiente- está fuera de toda la normativa vigente, entregando al holocausto ambiental de la pastera no solo uno de los dos ríos interiores, en este caso el Río Negro, -que junto con el Santa Lucía-, garantizan la provisión de agua a un importante número de habitantes del interior del país, sino también la parte uruguaya del Acuífero Guaraní, gesto de una desmesura que agravia la región.

Una garantía económica del Estado, que en los hechos significará un endeudamiento feroz en unos mil millones de dólares para todos los uruguayos, para pagar la faraónica obra del ferrocarril Paso de los Toros –Montevideo que exigen los finlandeses para abaratar costos de flete.  Ferrocarril que de construirse, partirá al medio la entrañable capital del país y significará una catástrofe urbana, todavía no bien estudiada, en una de las ciudades más lindas de Sudamérica.

Los tiempos comprometidos por Vázquez con UPM (BOTNIA) no cierran de ninguna manera y la única forma de cumplirlos es violentando no solo el sistema jurídico del país, tal lo señalaron en reiteradas oportunidades juristas como Enrique Viana Ferreira o Gustavo Salles, sino también el legislativo porque muchas de las exigencias de los finlandeses solo se pueden otorgar con leyes sancionadas por el Congreso, cosa imposible de cumplir en el exiguo plazo que queda.

Un presidente sin convicciones ni gestión, cuyo único talento personal manifiesto ha sido estar siempre en el lugar oportuno y en el momento oportuno para apropiarse de prebendas y privilegios a los que no ha hecho honor.   Astuto don de ubicuidad, que exhibe como única virtud, la que lo ha mantenido siempre en lugares de excepción incluida la época de la dictadura militar, pasado que él siempre ha disimulado con éxito, hasta hoy.

 

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