EL RIO URUGUAY DEBE SER DECLARADO EN ESTADO DE DESASTRE

La octava Marcha confirma que la determinación de nuestro pueblo es más fuerte que los intereses que están destruyendo el futuro de la humanidad al precio de la destrucción de la naturaleza y la vida.

Esta vez un magno invitado acude a nuestro encuentro: el río de nuestros desvelos que viene a mostrarnos sus gigantescas heridas provocadas por la acción criminal de quienes lo están destruyendo con la artera complicidad de quienes deberían evitarlo.

Las enormes lenguas verdes que lo manchan y que han tomado control de sus aguas en los últimos tiempos son un mensaje que nos trae el gigante malherido para confirmarnos que nuestros peores temores se están haciendo realidad anticipadamente.

Cuando decidimos tomar las rutas regionales para gritar nuestra alarma anticipábamos que el camino en que esta embarcada nuestra civilización tenía como destino la destrucción de nuestra naturaleza, de nuestros acuíferos y finalmente de la vida misma de los seres humanos que aquí habitamos.

La impronta productiva que los países del Norte rico decidieron trasladar a nuestra región para dejar de ser ellos mismos contaminados por sus propios desechos industriales ha adelantado sus consecuencias acelerando el reloj de la historia que se anticipa a los peores pronósticos.

Denunciábamos en nuestras primeras proclamas que nuestro río sería destruido por la acción inescrupulosa de quienes promueven la instalación regional de las industrias de la muerte que son expulsadas de otras regiones del planeta por sus consecuencias contaminantes.

Cuando iniciamos nuestro camino preveíamos que en el futuro nos tendríamos que hacer cargo de las consecuencias a costa de nuestra salud y nuestro entorno.

El futuro ha llegado anticipadamente, nuestro río hoy ya es una inmensa cloaca producto de los vertidos de las ciudades, de las descargas de substancias tóxicas y venenos provenientes de la agricultura industrial, pero en forma determinante por los miles de toneladas que arroja esta planta de la muerte de UPM-BOTNIA que Finlandia trajo a nuestra región.

Pero esto no sería posible sin la complicidad, por acción u omisión de quienes  tienen la responsabilidad de gobernarnos y han actuado con maliciosa negligencia permitiendo que esto ocurra a pesar que todos sabíamos que era lo que iba a suceder.

Los análisis técnicos, las inspecciones a la planta y la sola observación de las aguas del río confirman los peores pronósticos, peores aún que las más pesimistas anticipos.

Nuestro río este año esta franca y evidentemente envenenado y lo ha sido ante la vista tolerante de quienes podrían y deberían haberlo evitado.

El temible futuro ha llegado y ha venido para quedarse, los procesos que han determinado el estado actual del río han sido mas agresivos y sus consecuencias mas graves de las que jamás anticipamos.

El Río Uruguay debe ser declarado en forma inmediata en Estado de Desastre y deben comenzar ya las enérgicas acciones para su recuperación y el restablecimiento de sus características primigenias.

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