Verzeñassi: “Es probable que todos tengamos una cuota de glifosato en nuestro torrente circulatorio”

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Fuente: Analisis Digital

El reconocido ambientalista paranaense Daniel Verzeñassi valoró el estudio que realizaron investigadores del Conicet y que revela que la cuenca del río Paraná está altamente contaminada con el herbicida glifosato o AMPA, su degradación y recordó que “desde que comenzamos a trabajar veníamos advirtiendo lo que está sucediendo en Entre Ríos”. Al respecto, afirmó que “el trabajo demuestra que lo que pensábamos que iba a suceder ya está sucediendo y que es la presencia de glifosato en el agua que se toma del río”. Ante ello, advirtió que “es probable que todos tengamos una cuota de glifosato en nuestro torrente circulatorio” y reveló que en investigaciones realizadas en poblaciones urbanas “se han encontrado por lo menos tres productos químicos en circulación y se supone que es un dato que reflejaría la situación de todo el país en la cuenca de producción agrícola”. Criticó la falta de legislación sobre el tema por los lobbies de las grandes empresas y cuestionó que los legisladores “no tienen la capacidad de incorporar estas advertencias sobre los venenos del agro y plantean este modelo de producción como excluyente”. En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza) Verzeñassi recordó que “venimos advirtiendo que los escurrimientos de superficie cada vez que se tiran venenos concurren al final de las cuencas, que son los ríos” y mencionó que en la investigación de los científicos del Conicet “se trabajó sobre lechos del río y algunos espacios de toma de muestra que son difíciles de tomar”.

También recordó que “desde que comenzamos a trabajar el tema veníamos advirtiendo lo que está pasando en toda la provincia de Entre Ríos, donde se distribuye agua de red por perforación, por cañería, y veníamos con problemas; pero poníamos a salvo ciudades como Paraná que por ser ribereñas sacaban agua de la toma del río y creíamos que le daba una cierta seguridad a esas ciudades en relación con el resto de la provincia que son todas de perforación”.

Sin embargo, lamentó que “el trabajo demuestra que lo que pensábamos que iba a suceder ya está sucediendo desde hace bastante tiempo y que es la presencia de glifosato en el agua que se toma del río para después distribuir”.

Consultado por las secuelas que esto genera, afirmó que “no se pueden saber todavía porque hay que mirar hacia adelante” y además “no hay ningún tipo de trabajo que haga una identificación de lo que venía sucediendo antes porque no se ha investigado, pero es probable que todos tengamos ya una cuota de glifosato incorporada en nuestro torrente circulatorio”.

En ese marco, reveló que “en investigaciones sobre químicos en sangre que se realizaron en poblaciones urbanas se les han encontrado por lo menos tres productos químicos en circulación y se supone que es un dato que reflejaría la situación de casi toda la población del país en la cuenca de producción agrícola”.
Mencionó que “hace tiempo sosteníamos el hallazgo que había hecho un laboratorio de La Plata que investigó bifenilopoliclorados, el aceite de los transformadores, como un problema enorme para la salud a partir de la identificación de su condición de cancerígeno y de su incorporación a la entonces docena sucia de los químicos organoclorados. Y se había encontrado en grasa de sábalo en el Río de la Plata y en el Río Paraná en tres puntos, uno de los cuales era la ciudad de Paraná”.

También mencionó los problemas en los embarazos y los nacimientos de niños con malformaciones como “resultante de la exposición de las mamás en gestación o los embriones a la concentración que sea y, le llegue por la vía que sea, de glifosato al momento de la gestación” y recordó que “fue un trabajo de Andrés Carrasco que fue descalificado, vituperado y perseguido por el actual ministro de Ciencia y Tecnología de la Nación, Lino Barañao”.

En relación con la falta de legislación que prohíba la utilización de estos venenos, “a la resistencia que se hace a la incorporación de los datos de la ciencia se le opone a los que entran por el otro lado que son quienes tienen la necesidad de mantener este modelo de producción y son todos los intereses vinculados al uso de este modelo”.

Sostuvo que “los legisladores son muy permeables en las discusiones de estas leyes y cuando hay un ejemplo como el del senador (Eduardo) Melchiori que, sin ser la panacea, era un avance advirtiendo, se lo cajonea. Ese es el problema de discutir leyes sobre estos temas porque los legisladores no tienen la capacidad de incorporar estas advertencias cuando legislan sobre un problema como los venenos del agro, y ponen como prioritario a la producción y sostienen que es excluyente, como si no hay otra forma de producir, lo cual es un cuento que le han transmitido las corporaciones interesadas en la producción”.

También se refirió al rol de las universidades estatales que realizan investigaciones “con fondos y organización orientada por las corporaciones” y a modo de ejemplo mencionó que “se anunció la aparición de dos eventos transgénicos para la resistencia de la papa y de otro cereal ante la sequía por parte de una Universidad que en realidad viene por un acuerdo con una empresa de Grobocopatel”. “Se anunció como el logro de una universidad argentina cuando en realidad es la universidad perforada por los intereses de estos señores, que hay que identificarlos”, opinó.

Dijo que tras la investigación de Marino “debe haber una reacción en algún momento porque no podemos ser tan indolentes ante lo que estamos haciendo con nuestra generación y la de nuestros hijos”.

Destacó que el glifosato fue reconocido como probablemente cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y comentó que “Europa tiene 19 países que han desistido de ser espacio de producción de transgénicos por el paquete químico que conlleva la transgénesis, aunque le dieron continuidad de uso por un año y medio antes de dejar de utilizarlos”.

Cuestionó los lobbies que realizan las empresas que están concentrados en Bruselas y Washington e inciden sobre las decisiones que nos afectan a todos, y lograron que por un año y medio más se pueda usar el glifosato en Europa pero van camino a prohibirlo, reconociendo que se hacen un daño sanitario enorme con muchas dificultades de reversibilidad”.

Especificó que “lo que estudió Marino en el río Paraná es la asociación del glifosato con el sulfuro que no tiene capacidad de desprenderse porque queda en el fondo del agua y eso para poder metabolizarse y degradarse, que no se sabe cuál es el tiempo de degradación. En esos lechos de agua, cuando se trabaja en proximidad del lecho con una bomba la remoción está levantando químicos. Aunque después el agua es filtrada, el glifosato es una molécula química y no se elimina por filtros ni con agregado de cloro, con lo cual podemos tener un problema de irreversibilidad”.

Por último, resaltó “la necesidad de la incorporación de un nuevo modelo de producción que es la producción agroecológica, que ha demostrado que es mucho más rentable trabajar sin venenos en la producción intensiva de cereales”.

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