GLIFOSATO: FUMIGACIÓN ILEGAL LIQUIDÓ UN VALIOSO CULTIVO EN VICTORIA (ER)

En el departamento Victoria, Entre Ríos, un cultivo de moringa oleífera –un árbol de múltiples propiedades productivas– fue dañado severamente por la fumigación en un campo lindante implantado con soja. Perdieron todo y tienen que comenzar de cero.

Las encargadas del emprendimiento afectado tomaron contacto con el vecino y realizaron las denuncias correspondientes a las autoridades provinciales de agricultura. El arrendatario responsable de la aplicación de agroquímicos admitió que se auto recetó la dosis receta agronómica de un potente herbicida. Pero en una instancia de mediación generada para saldar el conflicto el responsable de la fumigación no concurrió.

La presentación por perjuicios fue realizada por Judith Reld, propietaria del establecimiento “Las Moringas”, y su ingeniera agrónoma, Mónica Vallecillo.  Las emprendedoras llevan adelante una actividad productiva en un campo ubicado en la Ruta 11, kilómetro 85, en el camino de acceso a Rincón del Doll.

En 2017 comenzaron con la iniciativa de introducir allí la moringa oleífera, una especie arbórea que actualmente ha despertado el interés nacional e internacional por sus múltiples usos, tanto para la alimentación humana como suplemento dietario, como para forrajes en animales. Pero la iniciativa sufrió un fuerte traspié por los efectos colaterales de la agricultura intensiva.

Cultivo milenario

La moringa es una especie originaria de la India que ha sido utilizada ancestralmente como medicina y alimento, siendo todas sus partes comestibles. También otras especies originarias de África se emplea su aceite para el cuidado de la piel –desde al antiguo Egipto– y sus semillas para purificar el agua para consumo humano.

Es una especie vegetal con una importante cantidad de proteínas, posee vitaminas, minerales, antioxidantes y antiinflamatorios. Entre sus cultores se lo conoce también como “El árbol de la vida”. Es por eso que la Organización de Naciones Unidas y otras entidades internacionales evalúan los medios para cultivarla en grandes cantidades para fomentar su consumo dado su importancia como alimento para la población mundial.

En esta senda iniciaron Reld y Vallecino una exhaustiva búsqueda de información sobre el cultivo, recorriendo plantaciones para aprender su manejo y localizando diferentes semillas con distintos materiales genéticos. Es así que en una experiencia inédita realizaron un invernáculo con esta plantación entre mayo y junio de 2017 para realizar la producción y selección de plantines.

Primer incidente

Justamente fue durante la ejecución de esta etapa, en mayo de 2017, cuando sufrieron un incidente en su producción por la deriva de agroquímicos producida durante la aplicación realizada por un equipo pulverizador en el campo aledaño. Un operario de “Las Moringas” estaba realizando los pozos para plantar los postes del invernáculo debió ser asistido al verse afectado por el agrotóxico.

Fue durante la cosecha de trigo del 2017 que las productoras pudieron hablar con el arrendatario del campo vecino, José Carlos Sobrero, a quien le informaron del incidente. También le comentaron que su producción de moringa era libre de uso de agroquímicos, tras lo cual el hombre les llevó tranquilidad ya que dijo que cultivaría moha y luego una pastura.

De acuerdo a relato de las productoras, el modo que efectuaron la plantación de moringa fue bajo sistema de riego y con mulching (cobertura de hojas o pasto) protector para evitar el crecimiento de malezas. “Las plantas se llevaron a campo a partir del día 6 de noviembre de 2017, bajo diferentes distanciamientos a fin de poder evaluar y comparar los resultados productivos, tanto para semilla como para hoja. Posteriormente la manguera de riego de la primera línea de cultivo se rompió aproximadamente a la mitad del largo y se decidió no cambiarla para poder cotejar las diferencias con y sin riego”.

Fue así que llegaron a un punto que “las plantas mostraron un excelente comportamiento y semanalmente se iba controlando su desarrollo”. Pero el día 25 de enero de 2018, cuando las productoras evaluaban el cultivo y se disponían a realizar el primer corte de producción observaron que las plantas tenía hojas con amarillamiento generalizado, otras secas, en diferentes grados afectadas. En esa evaluación no encontraron presencia de insectos ni enfermedades que pudieran estar causando ese daño. En esa evaluación observaron particularmente hacia el sur –en el sector que en mayo de 2017 había sido afectado por la deriva agroquímicos–, que los álamos plantados como cortina protectora del campo también presentaban hojas amarillas, enrolladas, amarronadas y secas. Constaron asimismo que en ese lote lindante la presencia de cultivo de soja.

Auto recetado

Consultado nuevamente a su vecino Sobrero, admitió la aplicación de agroquímicos, pero dijo que él no había afectado a Las Moringas. Invitado a recorrer el establecimiento, el arrendatario dialogó con las productoras y les reconoció haber aplicado Roundup Max (el nombre comercial del herbicida en base a glifosato producido por Monsanto) en una proporción de 2,5 Kg/ha, y se comprometió a proporcionar fecha y hora de la aplicación para poder hacer el chequeo de los vientos.

Durante esa visita, las emprendedoras consultaron si poseía la receta agronómica correspondiente para la aplicación, a lo cual manifestó que él solo se recetaba. Poco tiempo después mandó un mensaje diciendo que él no había sido y que buscáramos por otro lado. Ante tal situación las productoras consultaron al Colegio de Ingenieros y se les recomendó hacer una exposición policial y una presentación ante la Dirección de Agricultura provincial para que labren el acta respectiva.

Un agente oficial de Producción concurrió al campo para constatar los daños sufridos. Allí recolectó pruebas fotográficas y efectuó un informe. El funcionario provincial notificó a Sobrero sobre la infracción y al consultarle quién había sido el aplicador de agroquímicos en la soja de su campo, respondió que fue Jorge Asevedo. Dirigiéndose al domicilio de agroaplicador, el empleado provincial consultó sobre la pulverización en cuestión. Le solicitó la receta correspondiente que fija la normativa, y Asevedo exhibió un papel común y corriente con un listado y dosis de productos que le solicitó Sobrero que aplicase entre los cuales figuraba Roundup Max, entre otros.

Sin retorno

El cultivo se moringa se siguió con algunas plantas que sobrevivieron, pero las afectadas presentaron siguieron perdiendo paulatinamente las hojas, algunas presentaron frutos retorcidos anormales y muchas se fueron secando. Se achicharraron como la totalidad de álamos que se habían puestos como barrera en un total de 53 ejemplares.

Las productoras tomaron muestras de plantas e hicieron análisis de agroquímicos, y los resultados fueron contundentes, hallándose glifosato en una cantidad muy elevada.

Con estos resultados y abierta una instancia de mediación, fueron citados José Carlos Sobrero y Jorge Asevedo, pero no concurrieron.

“Es lamentable el no haber podido llegar a un acuerdo. El daño sufrido ha sido total, dado que el glifosato produjo la muerte de la mayoría de las plantas y dejó muy débiles a otras, las cuales no se sabe a ciencia cierta si podrán rebrotar luego del periodo invernal”, sostuvo Aldana Sasia, quien patrocina legalmente a las afectadas.

“En el campo de la propietaria, la señora Reld, hay una vivienda y en cercanías  hay curso de agua y otras viviendas también. No se han tomado las medidas necesarias por parte del señor Sobrero de aplicar plaguicidas para evitar daños a terceros y por lo tanto se ha violado la Ley de Plaguicidas  Nº 6.599 y su Reglamentación”, sostuvo.

“No deseamos dejar de mencionar a un símbolo de los estragos que provocan los agroquímicos en el cuerpo humano, a través del caso de Fabián Tomasi, un poblador entrerriano, que lucho contra una enfermedad mortal, llamada ‘polineuropatía tóxica metabólica severa’ fue envenenado por exposición a los agroquímicos, hoy descansa en paz, luego de tal padecimiento”, dijo finalmente la letrada.

 

 

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