Han sido décadas de funcionarios públicos que han atendido de los dos lados del mostrador, pastando simultáneamente en los alfalfares de los presupuestos del Estado, y en verdes praderas privadas. Funcionarios que han cobrado substanciosos emolumentos pagados por todos nosotros para defender los intereses comunes y que sin embargo se han especializado en entregarnos de pies y manos a los especuladores y ventajeros, que ganan dinero haciendo negocios a costa del interés general.
Como coordinador de la CORUFA -Consejo Regulador del uso de Fuentes de Agua- se especializó en defender a los saqueadores de nuestros recursos naturales y no es una afirmación aventurada, Asueta (como CORUFA) ha sido denunciado penalmente en forma reiterada, por habilitar el magnicidio ambiental que están haciendo la empresas que extraen arena silícea para Vaca Muerta, tal se puede consultar en el siguiente link: https://fundavida.org.ar/web2.0/areneras-de-ibicuy-dr-r-j-luciano/
Durante su gestión en el organismo mencionado JAMÁS defendió a la ciudad de Gualeguaychú (tal su obligación como funcionario público), de la brutal agresión de los especuladores inmobiliarios que rellenaron un humedal que amortiguaba las crecientes sobre la ciudad.
Y más todavía, estaba detrás de todas las disparatadas estrategias que la empresa encaraba para justificar sus inauditos atropellos y sus habitantes, cualquiera lo puede ver en el siguiente link, que es solo un ejemplo: https://genesis24.net/2018/11/24/altos-de-unzue-debera-dragar-el-rio-gualeguaychu-para-neutralizar-el-riesgo-de-inundabilidad-que-produce-amarras/
Y HORA, FUERA DE LA CORUFA… cricricri….
¡Asueta es Abogado de Amarras!
El rencor contra estos funcionarios, que se fue acumulando en la sociedad Argentina, y que provocó que finalmente el desaforado de la motosierra fuera ungido por más del 50% de nuestros connacionales en la máxima magistratura del país, tuvo su criminal abrevadero en la conducta de despreciables individuos, carentes de pudor, dignidad, y respeto por sus obligaciones como funcionarios públicos, que nos entregaron siempre, y lo siguen haciendo, a pesar de las vanas promesas del ‘motosierrista de Amelin’ que prometió liquidaría ‘la casta’ y hoy esta mas viva que nunca.
Pero los pueblos tenemos memoria y la historia recorre caminos sinuosos, que nos llevan por lugares inimaginables, y esto también es válido para todos los «castas», protagonistas, con su miserable conducta, que explican por el horror, lo que nos está ocurriendo como país.