UN CONSERVADOR VOLVERÁ A CONDUCIR URUGUAY

Pero la historia no termina con estos dirigentes que no han sabido estar a la altura de los tiempos y de los compromisos que ellos mintieron a sus electores, la historia continúa y más tarde o más temprano  la humanidad deberá abandonar este camino de consumismo insostenible que utiliza las debilidades económicas e ideológicas de los países más pobres para saquearlos y someterlos colonialmente.

LA VUELTA DE TABARÉ VÁZQUEZ Y UPM-BOTNIA

Se acerca el momento de la asunción del presidente electo de Uruguay, nuestro viejo conocido Tabaré Vázquez.   El próximo 1º de marzo culminará el ciclo de José Mujica y retomará las riendas del gobierno el presidente que facilitó definitivamente el fin de la quimera del Uruguay Natural que convocó a nuestros vecinos durante las últimas décadas.

Tabaré es reconocido por propios y extraños como el presidente que traicionó las banderas históricas del progresismo uruguayo para asumir las consignas que había inaugurado el conservador Partido Colorado al reiniciarse la democracia en el país oriental a fines del siglo pasado.

El quiebre ideológico de Vázquez quedó grabado para siempre en la memoria colectiva en el famoso discurso  que pronunció el 5 de junio del 2004 (Día Internacional del Medio Ambiente) en la localidad de Minas de Corrales, departamento de Rivera, donde afirmó entre otras cosas:…”y entonces para no destruir su medio ambiente y sabiendo de las necesidades de los países más pobres con su gente empobrecida nos traen acá inversiones en industrias que destruyen el medio ambiente que es nuestro, porque ellos no quieren destruir su propio medio ambiente.

Estas sentidas palabras que en su momento supieron seducir a sus compatriotas fueron luego flagrantemente traicionadas por Vásquez cuando, sorpresivamente para algunos, dio vía libre a la entrega del patrimonio natural de su país que había planificado arteramente su antecesor y socio de los intereses foráneos, Julio María Sanguinetti.

Al votar por tercera vez consecutiva la coalición frenteamplista el pueblo uruguayo a ratificado su vocación progresista y su deseo de cambio, aunque los reclamos de sus compañeros se hace  oír cada vez más fuerte al sentir que los dirigentes han traicionado las banderas que dieron origen a esa divisa política.

Uno de los referentes políticos de la izquierda de Uruguay, el presidente de Unidad Popular, Gonzalo Abella, en un reciente acto de su partido criticó con dureza al Frente Amplio y los partidos Nacional, Colorado e Independiente: “se arrodillan ante los organismos internacionales” afirmó.

Probablemente una de las frases más esclarecedoras de Abella en su discurso fue la siguiente: “Todos esos partidos entienden por un fatalismo que nosotros no compartimos que la inversión de las trasnacionales es un mal necesario”

Para luego afirmar que desde su banca planteará la fiscalización, dará sus opiniones y convocará a la ciudadanía a resistir los modelos privatizadores.

                Mujica se va con un doble rotulado, por un lado su austeridad supo conquistar al resto del mundo al exhibirse como un valor republicano que se ha perdido en casi todo el planeta, sus gestos en ese sentido son valorables y en cierto modo estimulantes para las grandes mayorías.

                 Pero por otro lado para sus connacionales el gobierno del Pepe, como habitualmente lo llaman ha sido un fracaso total en la concreción de los cambios que prometió y que sedujeron a sus electoras.

                Finalmente las dos únicas banderas que malamente logró son, por un lado el famoso asado del Pepe que acordó con la industria frigorífica para que sus connacionales pudieran comerse un asadito de falda los fines de semana y la legalización de la marihuana que hasta ahora no ha sido reglamentada y es una disposición que sigue despertando gran polémica.

                Este más que modesto resultado de su gobierno provocó que Mujica y su mujer Lucía Topolansky fueran derrotados humillantemente en la interna de la propia agrupación que crearon: Compromiso Frenteamplista.

                Al pintoresco y dicharachero Mujica lo sucederá un frío y calculador Tabaré Vázquez, un conservador vestido de progre que ni siquiera supo defender la tradición latinoamericanista de los orientales cuando pidió ayuda militar a EEUU para enfrentar a nuestro país en una trasnochada hipótesis que solo el imaginó de guerra por el tema Botnia.

                Seguramente Vázquez profundizará la entrega del rico patrimonio de los Orientales, como lo refería Artigas, a las multinacionales del saqueo y la contaminación que él habilitó definitivamente.

                Pero la historia no termina con estos dirigentes que no han sabido estar a la altura de los tiempos y de los compromisos que ellos mintieron a sus electores, la historia continúa y más tarde o más temprano  la humanidad deberá abandonar este camino de consumismo insostenible que utiliza las debilidades económicas e ideológicas de los países más pobres para saquearlos y someterlos colonialmente.

 

 

Comentá desde Facebook

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *