Es un tema recurrente, los estafadores morales que impusieron este modelo de saqueo en la Patria de Artigas, desde jerarcas políticos como Sanguinetti y Vázquez, hasta intermediarios de segunda línea como Faroppa, Lafluf , o incluso el inefable Carmelo Isabelín, recitaron el evangelio segun UPM, poniendo énfasis en la parabola del empleo.
En un país devastado por la desocupación y el hambre nunca dudaron en prometer que resolverían el mayor drama del pueblo charrúa: la falta de trabajo. Cualquiera puede googlear los discursos de estos canallas prometiendo literalmente decenas de miles de puestos de trabajo, impactando de lleno con sus falsas promesas en las ilusiones mas sentidas de un pueblo agobiado por la pobreza. Hace años ya, nuestro admirado Ricardo Carrere, los denunciaba con las investigaciones de Guayubira. El empleo real en las forestaciones era más que mínimo, incluso comparándolo con el modelo de ganadería extensiva. Daniel Pena renueva estas denuncias con un estudio que a continuación publicamos:
EL EMPLEO REAL EN EL MODELO FORESTAL-CELULÓSICO
por Daniel Pena
Ayer en el debate sobre los impactos sociales de la forestación volvimos a escuchar el discurso de las empresas forestales y celulósicas (#SPF, #UPM, #MontesdelPlata) sobre los supuestos miles de trabajo que crean, y las muchas nuevas oportunidades que supuestamente generan en el interior profundo de nuestro país.
Dejo abajo una un gráfico, elaborado junto a compañeros académicos del área social y económico, basado en datos oficiales del Estado, que cualquier ciudadano puede acceder y elaborar por si mismo para corroborar.
1-Las líneas azules y rojas muestran la evolución del empleo en toda la cadena forestal (desde los viveros hasta quienes cargan la celulosa en los barcos, o cortan las maderas en aserraderos) desde el 2007 y el 2019. La roja es solamente de los trabajadores en «blanco» registrados en BPS, y la azul incluye a los trabajadores en «negro» (38% del total de la cadena para el 2019).
2- Las líneas amarillas marcan el comienzo de las operaciones de las plantas de Botnia-UPM y Montes del Plata. Cuando se estaba por instalar la primera planta de celulosa políticos y representantes de la empresa decían que produciría 8000 puestos de trabajo, Montes del Plata dice que generó 6000 puestos de trabajos. Hoy escuchamos de boca de políticos y empresarios que UPM2 generará 8000 puestos de trabajo.
3- En verde está la evolución del área ocupada en hectáreas por monocultivos forestales, el 80% para celulosa. Pasando de 680.000 en 2006, a 1.260.000 en 2019 según los anuarios del MGAP-DIEA.
Dos conclusiones centrales:
A: ninguna de las promesas de miles de puestos de trabajo de las plantas de celulosa se condicen con la realidad de los registros nacionales de empleo. Como se ve en el gráfico los empleos se mantienen estables en 13 años, o incluso tieden a disminuir cuando observamos también los «en negro». Un claro ejemplo de como una mentira repetida muchas veces por personajes públicos puede querer convertirse en verdad.
B: al observar la evolución del uso cada vez mayor de tierra (casi duplicando el área forestada en 13 años) en relación a lo no aparición de nuevos puestos de trabajo podemos afirmar que la forestación no genera nuevos empleos ni oportunidades, sino que tiende a concentrar tierra y despojarla de personas que la habitaban trabajando. Cada vez más tierra con monocultivos de eucalyptus, con la misma cantidad de trabajadores. ¿Dónde están las nuevas oportunidades? ¿A quién le sirve la expansión de ese modelo? Si a esto le sumamos las exoneraciones impositivas por funcionar las plantas de celulosa en zona franca (al menos 155.000.000 de dólares por año en IRAE); ¿Qué le aporta la forestación al Uruguay?
Ojalá alguien pueda demostrar con datos oficiales del Estado que la forestación cumple alguna de sus promesas de desarrollo, oportunidades para la gente y mejoras en las condiciones de vida de la ruralidad. Hasta ahora solo podemos ver concentración y extranjerización de la tierra con la consecuente aumento de la desigualdad, profundización de la migración de la ruralidad dispersa que es empujada por el avance de la frontera forestal, endeudamiento externo para subvencionar estas empresas con infraestructura, y negociaciones a puertas cerradas.