Las estadísticas que se ofrecen oficialmente indican que en los tres períodos de gobierno del Frente Amplio (FA) sacaron a un millón de personas de la pobreza. El índice pasó de 34 al 8 por ciento y la desocupación bajó del 20 al 9 por ciento. No es para nada despreciable el dato.
Pero simultáneamente enajenaron el territorio del país que actualmente está controlado por los proyectos celulósicos nórdicos que se han instalado por las enormes facilidades otorgadas. Incluso podríamos decir las humillantes claudicaciones concedidas dado que han sido exonerados de impuestos de todo tipo y cualquier obligación futura que comprometa las fabulosas ganancias que estas empresas obtienen aquí.
Ahora, los que asumirán la reponsabilidad de conducir Uruguay, son una alianza entre la derecha oligarquica histórica y una novedosa variante del facismo militarista que se anda mostrando por estos días aterradoramente en nuestro continente, un ex general, Guido Manini Ríos, promocionado a la fama por el mismísmo Frente Amplio, con una personalidad por momentos desopilante, extraña mezcla del «géneral González» el recordado peronaje de Alberto Olmedo, con Jair Bolsonaro, el presidente de Brasil, a quién le gusta adular.
Soplan vientos huracanados en el continente, los ejércitos de Chile y Bolivia, formados en la renovada versión de la Escuela de las Américas están mostrando sanguinariamente que EEUU, luego de sus fracasos militares en Asia y Oriente y sus fracasos económicos frente a China, ha decidio replegarse a la región, su «patio trasero» como ellos la llaman para atalonarse sobre nuestros recursos naturales y desde aquí, sostener a sangre y fuego, su cada vez más resquebrajada economía.
El nuevo gobierno uruguayo augura tiempos de congoja para los charrúas, y de reestablecimiento de la sociedad de clases que supo gobernar la patria de Artigas, con la consiguiente pérdida de derechos y conquistas logrados en tantas jornadas de lucha. La oligarquía volverá a ser ‘la patrona‘ en esta nueva etapa de la historia, y la clase media volverá, lentamente, a ser una versión aggiornada de los bichicome
El Frente Amplio seguramente no volverá a recuperar su espacio porque su dirigencia claudicante ha perdido la confianza del electorado, el resultado está a la vista, y los partidos de izquierda menores todavía no han alcanzado una magnitud relevante que los amenace.
Lo que podemos presumir, y no porque seamos muy suspicaces, es que ahora, a las multinacionales del saqueo que han posado sus garras en el país, se les hará el campo orégano y lo único que tendrán que negociar serán las ‘coimisiones’ que reclamarán los nuevos representantes políticos, que tienen mucha experiencia en estos temas, porque pertenecen a una clase social que históricamente ha articulado con los intereses de la entrega.
Gran tristeza gran. Un fuerte abrazo a nuestros hermanos charrúas y a prepararse para nuevas jornadas de dolor y lucha.