Lo determinaron estudios científicos: En Brinkmann y Morteros llueve glifosato y atrazina
Fuente: El Regionalisimo
Análisis del agua de lluvia determinarían que en Morteros y Brinkmann llueve glifosato, al igual que en otras zonas del país. Los datos que surgen de estudios científicos desarrollados por equipos de las universidades de La Plata, Rosario y Córdoba son validados en el exterior, pero son cuestionados en nuestro país.
En la zona las autoridades mantienen un silencio absoluto mientras cada vez se conocen más casos de cáncerCientíficos descubrieron que la lluvia en Brinkmman y Morteros tiene glifosato. Los datos surgen sobre estas dos poblaciones porque es la zona estudiada, pero señalan que llueve veneno sobre nosotros en toda la geografía Argentina, ya que, no hay certeza de que exista un lugar exento de esta nueva variante de la que hace gala el bombardeo químico.
Un estudio realizado por científicos del Centro de Investigaciones del Medioambiente (CIM), dependiente de la Universidad de La Plata, y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), develó que las lluvias presentaron recurrentes concentraciones de herbicidas como el glifosato y la atrazina.La experiencia cuyos resultados se conocen ahora tiene su origen en muestras tomadas a partir del año 2012. Según confiaron fuentes del CIM, los análisis se desarrollaron sobre precipitaciones ocurridas en las ciudades de Coronel Suárez y La Plata (provincia de Buenos Aires), Ituzaingó, Malvinas Argentinas y Brinkmann (Córdoba), Hersilia (Santa Fe) y Urdinarrain (Entre Ríos).Además realizaron análisis del agua de lluvia con resultados preocupante en Noetinger, Morteros y otros, dijo el médico pediatra y neonatólogo, Medardo Avila Vázquez, en un encuentro de referentes nacionales que trabajan por la preservación del aire, el suelo y el agua, quien también en la cátedra de Derechos Humanos de la Universidad Nacional de Córdoba había señalado que en estudios realizados en Brinkmann en el 2011 del que tienen conocimiento sus autoridades brindo detalles sobre estudios estudios científicos que prueban la vinculación entre agroquímicos y cáncer, donde registros oficiales confirman el aumento de la enfermedad en Brinkmann.“Hemos hecho análisis del agua de lluvia y el resultado es muy preocupante: hay restos de glisfosato. Esto quiere decir que se queda en el aire. Hicimos los análisis en la zona, en Noetinger, Morteros y otros.
Llueve glisfosato, no exagero”, planteó el médico en la asamblea provincial de pueblos fumigados en Villa María en el mes de septiembreLos referentes nacionales que trabajan por la preservación del aire, el suelo y el agua que se dieron cita en Villa María para hablar de los efectos de la fumigación, actualmente analizan las causas de muerte en localidades rodeadas de campos. “La mayoría muere de cáncer. En los últimos 20 años aumentó tres veces la incidencia de esta enfermedad en la muerte de las personas”, planteó Medardo Avila Vázquez integrante de la Red Universitaria de Ambiente y Salud, quien acotó: “Los datos de nuestros estudios están publicados en revistas en inglés, los validaron. Pero acá los cuestionan por intereses económicos”.Concentración el agua de lluviaEn estudio realizado por científicos del Centro de Investigaciones del Medioambiente (CIM), dependiente de la Universidad de La Plata, y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), develó que las lluvias presentaron recurrentes concentraciones de herbicidas como el glifosato y la atrazina y que la carga máxima cuantificada de agrotóxicos en las precipitaciones locales es hasta 20 veces superior a la registrada en países como Estados Unidos, el territorio con mayor historia en lo que hace al uso de plaguicidas y el principal promotor mundial del uso de estas sustancias y su aplicación a través de las ultra cuestionadas fumigaciones.
El trabajo publicado el año pasado en la revista internacional Science of the Total Environment, la investigación realizada por los químicos Lucas L. Alonso, María Agustina Etchegoyen, Damián J. Marino y el biólogo Pablo M. Demetrio, arrojó que, de 112 muestras de lluvia recolectadas, más del 80% dio positivo en glifosato y atrazina. También, que el elevado grado de concentración en las gotas es consecuencia de un uso mayor de herbicidas en comparación con otras naciones, dijeron en el trabajo titulado “Glifosato y atrazina en precipitaciones y suelos en áreas agro productivas de la región pampeana en Argentina”, el primero de este tipo a nivel nacional.La experiencia cuyos resultados se conocen ahora tiene su origen en muestras tomadas a partir del año 2012. Según confiaron fuentes del CIM, los análisis se desarrollaron sobre precipitaciones ocurridas en las ciudades de Coronel Suárez y La Plata (provincia de Buenos Aires), Ituzaingó, Malvinas Argentinas y Brinkmann (Córdoba), Hersilia (Santa Fe) y Urdinarrain (Entre Ríos).“Se investigó la presencia en la atmósfera de glifosato y atrazina a través de la lluvia, como principal fenómeno climático asociado a la deposición húmeda”, señalaron.
“Los herbicidas se detectaron en el 80 % de las muestras, mientras que el ácido aminometilfosfónico (Ampa) se detectó en el 34 %”.La presencia de herbicidas en la gota de lluvia, explicó Damián Marino, doctor en Ciencias Exactas y uno de los científicos que intervino en la investigación, ocurre a partir del trayecto que cubre el agua desde que se libera de la nube y hasta que alcanza el suelo. En ese camino, el líquido va lavando las partículas con las que se topa como parte de los fenómenos atmosféricos.Al parecer, el glifosato y la atrazina ganan altura y se movilizan desde fuentes como los aerosoles que generan las fumigaciones, en modo fracción gaseosa, y a través de la erosión eólica. Este fenómeno es responsable de transformar al suelo (antes pulverizado con agrotóxicos) en polvo atmosférico, el cual puede transportar los plaguicidas a grandes distancias desde la zona de aplicación.“Las concentraciones máximas cuantificadas en el agua de lluvia excedieron a las concentraciones reportadas anteriormente en Estados Unidos y Canadá“, expone el estudio en uno de sus apartados.Para luego añadir: “La zona estudiada involucra gran parte de la región pampeana, donde se concentra el 90% de la soja y entre el 80 y 90% del trigo, maíz, sorgo, cebada y girasol que se producen en el país”.
Un aspecto a resaltar del trabajo en cuestión radica en que las concentraciones más altas de herbicidas en los eventos de lluvia tuvieron lugar en las poblaciones de Córdoba antes que en Entre Ríos, siendo que el cultivo de soja transgénica atada principalmente al uso de glifosato es predominante en la segunda provincia.Respecto de este enorme detalle, Marino argumentó que en la ecuación intervienen variables como el régimen de lluvias de cada territorio. En tanto Urdinarrain ostenta una pauta de precipitaciones anuales muy por encima de las zonas cordobesas monitoreadas, la atmósfera es lavada con mayor frecuencia en comparación con Brinkmann o Ituzaingó, donde concentra un 30 % por encima de lo constatado en Entre Ríos.
Llueven millones
La experiencia del CIM y el Conicet expone, además, que los niveles de herbicidas detectados son varias veces mayores a los ubicados en cuerpos de aguas superficiales como, por poner un caso, el río Paraná.La carga de plaguicidas depositados sobre la superficie de la región estudiada, por estimaciones a partir de los resultados sobre lluvias, aseguran los especialistas, alcanza un volumen cercano a los 20 millones de litros anuales de formulaciones comerciales.“Entre el 7 y 8% del total de litros de herbicidas que se venden en la Argentina vuelve a caer en las precipitaciones. Los 20 millones de litros estimados representan un cálculo conservador. Si se han ubicado moléculas de atrazina en zonas tan alejadas de un cultivo como la Antártida ¿cómo no pensar que el mismo fenómeno ocurrirá a mayor escala en el área lindante a las zonas fumigadas?”, se preguntó Marino.El parámetro internacional es calcular fallecimientos por cada 100 mil habitantes.
La media provincial es de 158 muertes, en el departamento San Justo es de 216,8 muertes por cada 100 mil habitantes, ubicándose todo el este provincial en el primer segmento en cantidad de muertes por cáncer según un informe del 2014 sobre el cáncer elaborado por el Registro Provincial de Tumores del El Ministerio de Salud de Córdoba y por la Dirección General de Estadística y Censos.La confirmación científica aporta renovados argumentos a un reclamo de seguridad sanitaria que, lo confirman los últimos pronunciamientos oficiales, mientras los municipios de las poblaciones de nuestra zona se preocupan por prohibir las bolsas en los supermercados, esforzándose en desoír estos estudios que indican que están matando.