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Uruguay no ratificó el convenio Nº 176 sobre Seguridad y Salud en las Minas que estableció la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el año 1995 a pesar de que recientemente se ha aprobado la megaminería.
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FUENTE: elobservador.com.uy
Advierten atraso de 20 años en la legislación uruguaya sobre minería
El país no ratificó el convenio de la OIT sobre seguridad para trabajadores del sector, denunció Asociación de Licenciados en Geología
Uruguay no ratificó el convenio Nº 176 sobre Seguridad y Salud en las Minas que estableció la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el año 1995 a pesar de que recientemente se ha aprobado la megaminería. Ni siquiera se tiene un registro de salud para los mineros.
“Tenemos casi 20 años de atraso”, apuntó Alejandra Martínez, secretaria de la Asociación de Licenciados en Geología del Uruguay (ALGU) en su exposición en el VII Congreso Uruguayo de Geología y el I Simposio de Minería y Desarrollado del Cono Sur. Pero la norma nacional que está en vigencia es aún más vieja: el Reglamento de Policía y Seguridad Mineras es del año 1946.
Esta organización abogó ante los parlamentarios que Uruguay ratifique la norma de la OIT pero su consideración no fue incluida en la discusión que llevó a la aprobación de ley de minería de gran porte.
“Uruguay carece de una norma de seguridad minera que garantice la seguridad, la sustentabilidad y el desarrollo sostenible de los emprendimientos; para el minero, el Estado y, fundamentalmente, para la ciudadanía”, dijo la geóloga.
Martínez indicó que la importancia de la norma internacional es su “carácter universal”: es aplicable a la minería en general e incluye protocolos de seguridad, salud y resolución de posibles reclamos internacionales ante perjuicios que son de cumplimiento mundial. Esto es necesario porque las grandes empresas que pretenden operar en el país –como el grupo anglo-suizo Zamin Ferrous y su filial Aratirí– son multinacionales y, además, emplean mano de obra extranjera. “Se debe exigir la acreditación de los geólogos del exterior”, indicó Martínez, puesto que se desconoce su aval técnico.
En su exposición en congreso, la secretaria de ALGU recordó tres accidentes que evidencian la necesidad de una norma de seguridad para el sector: la ambulancia de una mina no estaba en condiciones el día que se necesitó para socorrer a un herido; un barrenista con 20 años de experiencia murió al manipular pólvora negra tras una seguidilla de “fallos en el control” de los explosivos; y un obrero que murió aplastado por una pala mecánica. El último caso ocurrió en 2012.
Orosur Mining Inc. y Cementos Artigas llevan registro de los accidentes de su personal. La primera, además hace pruebas de alcoholemia. Martínez señaló que la proporción de accidentes en minería es menor que en otras industrias, pero no por ello se debe subestimar el riesgo. “En Bella Unión –donde se explotan ágatas y amatistas– persiste el manejo artesanal de la pólvora negra”, mencionó.
Otra carencia de Uruguay respecto a la seguridad de los trabajadores que señaló la geóloga es que el Ministerio de Salud Pública no cuenta con un registro de salud para el sector, a pesar de que se trata de una población “muy vulnerable” a sufrir enfermedades provocadas por su actividad. Así, cada empresa adopta las medidas que considera apropiadas.
Método de extracción horizontal, único posible
“No al fracking” es una frase que repiten los opositores a que se utilice ese método para la extracción de gas de esquisto al norte del Río Negro. El fracking o fracturación hidráulica, es el “nuevo malo de la película” debido a la posible contaminación de aguas subterráneas, apuntó el geólogo argentino Mario Hernández en su exposición en el VII Congreso Uruguayo de Geología y el I Simposio de Minería y Desarrollo del Cono Sur.
El problema es que el fracking parecería ser la única opción viable para extraer el gas de esquisto al norte del país si ANCAP confirma la rentabilidad comercial de su extracción, precisamente en la misma zona donde está el acuífero Guaraní.
Según explicó Hernández a El Observador, con este método, en vez de realizar una perforación vertical, se hace una horizontal con una gran carga de agua, arena y aditivos químicos para romper la roca y llegar a la reserva del combustible.
El riesgo: agotamiento o contaminación del agua subterránea. Por ejemplo, la fracturación hidráulica de una roca requiere entre 8 mil y 15 mil metros cúbicos de agua. “Estos son valores conservadores”, dijo Hernández. Se pueden alcanzar los 30 mil metros cúbicos. Además, “no sabemos el riesgo ambiental del fluido de fractura”, señaló. Otro punto conflictivo es la disposición de las aguas residuales. El geólogo dijo que si Uruguay decide practicar fracking es imprescindible que la legislación establezca límites a la actividad, por ejemplo que el agua utilizada no se utilice en el abastecimiento de agua potable.