Acostumbrados a no sentir.
Este sábado pasado, un amigo volvía desde el Uruguay. Era a la mañana, y todo transcurría con normalidad hasta llegar a la zona de frontera. Había que descender para hacer los trámites correspondientes.
Fue abrir la puerta del vehículo para encontrarse con algo que no debería ser, un olor fuerte, irritante, desagradable, mezcla de huevo podrido mezclado con repollo hervido. Una baranda insoportable.
La cotideaneidad de ver la planta de UPM-Botnia en ese lugar, le hizo olvidar que hiede. Que solo se nos olvida cuando los vientos no son favorables.
Y eso le llevo a preguntarse, preguntarnos, la gente que trabaja ahí, aduanas, migraciones, CARU, SENASA, ¿qué hace, que dice, como lo llevan?.
Ahí caí en la cuenta de como habiamos bajado los brazos todos.
Preguntando a conocidos que trabajan en el Puente General San Martín, me encuentro con que las novedades ya no se reportan. Que han caido en que ya eso es irreversible y nadie tiene preocupación por su salud y menos aún por un entorno de trabajo digno. Los cuadernos de novedades juntan tierra. El abandono de la causa que movilizó a toda una ciudad, entristece.
Y no es casualidad. Si me paro en cualquier esquina de Gualeguaychú, o me siento en una mesa de amigos, y pregunto si UPM contamina, la repuesta es unánime, SÍ CONTAMINA. Solo que nadie confía en que las autoridades, ni la justicia esten haciendo lo que corresponde. Que todo se ha alineado con una política nacional que ve a las pasteras como un “negocio interesante”. Un gobierno provincial que deroga la Ley de la Madera, liberando troncos sin valor agregado al mundo, mientras los aserraderos se funden con la poca madera elaborada que les queda en stock, por falta de mercado interno y costos elevadismos. Solo desde el municipio local, sin acompañamiento provincial se intenta mantener algún reclamo.
Así nos durmieron, y muchos sienten que nos cortaron las piernas.
Pero la verdad está ahí, todos la sabemos, ya no la gritamos.
UPM emite en sus chimeneas y efluentes, tóxicos las 24 horas del día. En el puente hay cientos de trabajadores que la “fuman” cuando el viento está de ese lado. Es hora de volver a denunciar en los libros de novedades. Es hora de que el Comité Cientifico de CARU de explicaciones que hace años se les pide, y no que las oculten por un buen sueldo.
O acaso no se han dado notado que el gobierno uruguayo deja de lado a Fray
Bentos como ejemplo de “lo bueno” cuando pretende nuevamente instalar los
beneficios de una nueva planta?.
Huele a podrido, y aquí cerquita, nomás.
NO NOS RESIGNEMOS A SER LA
CLOACA DEL PRIMER MUNDO