HAY CAZADORES PERVERSOS, CAZADORES PARA SOBREVIVIR, PERO EN ENTRE RÍOS PREFERIMOS LOS CAZADORES ESTÚPIDOS
Hace un tiempo circulando en una tardecita invernal por las afueras de Tacuarembó, camino hacia Melo (ROU), cerca de un caserío, iba una pareja con unos galgos tan flacos que ni pa’ cuero servían, que a todas luces habían salido a cazar alguna liebre para ponerle alguna proteína al guiso. – ¿Ves? – Le dije a mi mujer, esos son los famosos ‘bichicome’ uruguayos, personas tan excluidas de todo, que para alcanzar a roer alguna porción cárnica lo único que pueden hacer es salir a cazar algún bicho silvestre. O a revolver los contenedores de basura en Pocitos o Carrasco, un espectáculo dantesco de miseria extrema que ocurre en las madrugadas montevideanas y estruja el corazón de quien lo ve. Son la única clase de cazadores que merecen mi respeto, los que a pesar que vivimos en la ilusión del progreso desenfrenado, deben recurrir a técnicas tan antiguas como los primeros mamíferos para poder sobrevivir.
Pero después, el resto de la fauna, los ‘cazadores deportivos’ como les gusta ser denominados, son una subespecie de la raza humana que pelea el cetro de los seres vivos más despreciables que existen. Los que matan por el solo ‘placer’(SIC) de matar.
A estos subproductos de la raza se los convoca en nuestra provincia, la provincia donde las autoridades que deberían custodiar el ambiente y la naturaleza, se esmeran en habilitar todas las formas posibles para su destrucción, para que vengan a practicar su ‘deporte’ con los animales más pacíficos que quedan en los rincones de esta gran pradera sojera.
Hace poco vimos como un pacífico búfalo de la India, o búfalo de agua, harto de ser ofrecido como ‘animal salvaje’, por inescrupulosos y perversos mercaderes coprovincianos, algo disparatado porque se sabe que esta especie de vacunos ¿? Son tan o más mansos que cualquier bovino, atropellaba y corneaba hasta la muerte, a Mario Canales Najjar, presidente de la Federación Mexicana de Caza, que había concurrido a un coto ilegal, en el sur provincial a practicar su ‘deporte’, en realidad una canalización perversa de su instinto asesino.
Pero ahora como siempre, en nuestra provincia, donde las Leyes de protección de la naturaleza, son solo un recurso literario para idiotas, que puede ser desobedecido por cualquiera, delincuentes, porque otra cosa no son, ofrecen cacerías de carpinchos, un animal más bueno que la Madre Teresa, vean la noticia:
El coto de la estancia Puerto Buey, próximo a la ciudad de Santa Elena, ofrece –mediante una página denominada Riverland Outfitters– a cazadores de todo el mundo la matanza de varios animales autóctonos, entre los que se menciona al carpincho (Hydrochoerus hydrochaeris), especie protegida en Entre Ríos por la Ley Nº 4841, indican desde Ceydas en otro tramo del posteo.
“Históricamente fueron cazados por sus pieles de cuero, carne y para hacer fragancias. Los invitados generalmente verán capinchos mientras cazan otros animales de caza mayor. Se pueden organizar fácilmente cacerías combinadas de varias especies”, indica de manera semiencubierta la mencionada página. Sin embargo, entre las opciones de caza denominada “Gran juego” incluye a los “animales con cuernos”, por un lado, y a “jabalí y carpincho”, por otro.
Desde Ceydas indican que el mismo coto ofrece además la caza nocturna de jabalíes, actividad también prohibida por la ley Nº 4841. Asimismo, en las fotos promocionales del coto se observa a cazadores orgullosos con “ramos” de patos muertos colgando en sus manos, entre los que se observan especies prohibidas en Entre Ríos tales como Pato Capuchino (Spatula versicolor) y Pato Cuchara (Spatula platalea).
Y si, palomitas de la virgen, carpinchos, búfalos de agua, evidentemente en esta provincia convocamos a la subespecie más peligrosa de los cazadores: los ‘cazadores estúpidos’.