Han convertido a la Cuenca del Plata en la Potosí del siglo XXI”

El debate sobre la «Hidrovía»: “Han convertido a la Cuenca del Plata en la Potosí del siglo XXI”

El 25 de marzo se realizó el Conversatorio-Debate “‘Hidrovía’, industria naval y Atlántico Sur. Desde la Cuenca del Plata hacia la Antártida: aportes para la soberanía integral”, organizado por el Equipo de Investigación sobre la Cuestión Malvinas (EdICMa). 

  • FUENTE; Agencia Paco Urondo Por Julián Bilmes

El pasado 25 de marzo se realizó el Conversatorio-Debate “‘Hidrovía’, industria naval y Atlántico Sur. Desde la Cuenca del Plata hacia la Antártida: aportes para la soberanía integral”, organizado por el Equipo de Investigación sobre la Cuestión Malvinas (EdICMa).

Expusieron sus análisis y miradas: Mario Volpe (MV), vicedirector del Instituto Malvinas de la UNLP, investigador del Museo Nacional de Malvinas, ex combatiente e integrante del CECIM La Plata; Luciano Orellano (LO), presidente del Partido del Trabajo y el Pueblo de Santa Fe y autor del libro “Argentina sangra por las barrancas del Río Paraná”; y Denis Vilardo (DV), trabajador del Astillero Río Santiago y dirigente de ATE Ensenada. En sintonía con el ciclo de entrevistas desarrollado en AGENCIA PACO URONDO, se recogen aquí los principales aportes de los panelistas de ese evento para una discusión clave de la actual coyuntura, que resulta fundamental para el desarrollo soberano de nuestro país.

Luciano, ¿por qué señalás en tu libro que la Cuenca del Plata es la Potosí del siglo XXI? ¿Qué está en juego en la discusión de la “hidrovía” y qué intereses y actores hay en disputa?

Luciano Orellano: Argentina es un país rico, y no sólo nuestro país sino toda América del Sur sangra por las barrancas del Río Paraná. Han convertidoa la Cuenca del Plata en la Potosí del siglo XXI: así como durante el imperio español la ciudad de Potosí fue el centro del saqueo -en aquel entonces de metales preciosos-, hoy en día se da algo similar a través de la mal llamada “hidrovía” (ése es el nombre que le dieron las transnacionales en los años ’90).

Cuando nosotros hablamos de la Cuenca del Plata estamos hablando de toda una unidad territorial-hídrica-demográfica-económica, que abarca 5 países (Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil y Bolivia) y en cuyas riberas viven más de 120 millones de habitantes. El puerto de Rosario se ha convertido en el puerto director, que recibe toda la producción que llega en barcazas de Brasil, Bolivia, Paraguay, y también en millones de camiones.

Han cambiado la matriz productiva suramericana en los últimos 20 años: con la soja han corrido la frontera agrícola en 70 millones de hectáreas, produciendo deforestación, contaminación de las aguas y otros males. Por un lado, fluyen los manantiales de la riqueza como nunca, en cuanto a la producción de soja, trigo, maíz, leche, carne. La zona núcleo de la pampa húmeda produce 41 millones de toneladas, y América del Sur produce alrededor del 60% de la soja a nivel mundial. Nunca se facturó tanto. En el último año y medio los precios han crecido de una manera exponencial: la soja estaba en 350 dólares y hoy está en torno a 524. Pero por otro lado creció a la par la pobreza estructural en Argentina. ¡Tenemos más de la mitad de los pibes en condiciones de pobreza!

También está todo el tema del contrabando. Una discusión central es que el 35% de toda la cosecha se va en negro, no hay ningún tipo de control en los puertos. Hacen una autodeclaración jurada estas empresas que dominan el agronegocio: Cargill, Bunge, ADM, Dreyfus, también la empresa belga que tiene la concesión del dragado de la “hidrovía”, la Jan de Nul, las cuales están bajo la hegemonía de la OTAN. Los chinos vienen al galope en el mundo y en la Argentina, pero acá tienen plena hegemonía los occidentales.

Mario, ¿qué implicancias tiene toda esta discusión acerca de la Cuenca del Plata para la Cuestión Malvinas, Atlántico Sur y Antártida?

Mario Volpe: Hay un punto importante ahora con las 350 millas que se han ampliado a partir de la última ley, con lo cual obtuvimos 1.780.000 kilómetros más de territorio marítimo. Se trata de un cambio mental que es de un Estado ribereño a un Estado marítimo, e incluso más: un Estado fluvial y marítimo, la Argentina bicontinental. Hay que hacer hincapié en la concepción cultural que implica ser parte del Sur global. Trabajar la unión de la Cuenca del Plata con la Cuenca del Atlántico Sur, y también la proyección de América Latina y el poder de las penínsulas. No somos un país allá en el fondo, perdido, como nos hacen creer.

Tenemos que cuidar todo el litoral marítimo, incorporar la defensa de las 200 millas, se trata de una lucha de los países latinoamericanos. Tenemos que entender que tenemos más recursos naturales en el mar que en tierra. La Cuenca del Plata es una unidad, que los británicos nos han acostumbrado a fraccionar. Se trata de casi 4 millones de k2, con enorme potencial de agua dulce con el Acuífero Guaraní, que es el 4° en el mundo, pero 1° en reposición de agua. Está también el tema del puerto de Montevideo, que históricamente fue un puerto probritánico, cuyo rol preponderante se pone en cuestión con la construcción del Canal Magdalena. También el tema de la Antártida: Argentina es el primer ocupante del “sexto continente”, en 1904. Perón ya se refería a la Antártida como “el magno asunto”, también decía que la política verdadera es la internacional. Es clave el despliegue científico para nuestra soberanía allí.

Hace unos días salió un documento británico que dice que nosotros somos una amenaza para el Reino Unido, y habla de una fuerte inversión en armamento para los próximos años y profundizando la militarización de los mares que vienen llevando a cabo. No hay que olvidar que tenemos cerca de 1.600.000 k2 de nuestro territorio ocupado por los británicos, en toda la zona de Malvinas, islas y espacios marítimos del Atlántico Sur. Entonces, es fundamental que defendamos desde el polo sur, Malvinas, todos los puertos hasta las aguas del Paraná. Pero también hay que saber que desde los Acuerdos de Madrid de los años ’90 hay unos pactos secretos -y no tan secretos-, escritos por el Foreign Office, que nos atan, así como el pacto Foradori-Duncan de 2016. A su vez, es muy difícil plantear estos temas de soberanía nacional si seguimos siendo aliados extra OTAN, desde 1997 lo somos. Hay que romper con todos esos pactos si queremos recuperar nuestras Malvinas, nuestros ríos y mares.

Denis, teniendo en cuenta que la Argentina se ha desarrollado “de espaldas al mar”, a pesar de que dos tercios de su territorio son marítimos, ¿qué rol pueden jugar el desarrollo de la industria naval y los astilleros para avanzar en términos de soberanía marítima y fluvial?

Denis Vilardo: Para eso hay que discutir el modelo productivo, en relación con dos elementos clave: los Acuerdos de Madrid y la creación del Mercosur, con este acuerdo de la “hidrovía”. En el marco del Consenso de Washington, se nos expulsó del agua. Fíjense que mientras todas las empresas del Estado fueron privatizadas, hubo una que desapareció directamente: nuestra línea de bandera, ELMA (Empresa Líneas Marítimas Argentinas). No fue entregada a ningún privado, sino que los buques directamente se desecharon, se desguazaron y se entregaron todas las rutas marítimas, y a partir de ahí se dio una enorme concentración del mercado logístico. De ahí viene también nuestra cada vez menor capacidad de navegación, una flota de mar obsoleta y la reciente pérdida del único vector militar ofensivo que tenía el país, que era el ARA San Juan.

Luego, con respecto a la “hidrovía”, digamos que es una palabra extraña al idioma castellano, que lo que hace es en cierta medida encorsetar a nuestros ríos en dos sentidos: uno, reducirlos a vías navegables, y otra, darles un sentido de internacionalización. Fíjense que la “hidrovía” curiosamente comienza en Puerto Cáceres (Brasil) y termina en Nueva Palmira (Uruguay), no termina sobre un puerto argentino. Nos quieren fraccionar el debate y hacer que estemos discutiendo como si se tratara sólo de una concesión o una cabina de peaje, cuando en realidad estamos discutiendo en función de qué poner nuestros recursos hídricos. Las cuencas fluviales tienen una relevancia muy importante en la historia de la humanidad: las primeras sociedades del mundo se establecieron alrededor de los ríos, desde los pueblos de la Mesopotamia, Egipto, hace alrededor de 8.000 años. No se trata solamente de la navegabilidad, porque los ríos explican en gran medida la enorme producción de la Cuenca del Plata. Para ver la integralidad del tema hay que mirar todo esto. También la cuestión del turismo, centrales hidroeléctricas, etc.

Hay que aprender de cómo los ríos están puestos al servicio del desarrollo humano integral en otros lugares del mundo, y no al servicio de algunas corporaciones que le asignan a Argentina el lugar de la extracción de la proteína vegetal más vendida, comercializada y consumida en el mundo que es la soja, y también de la proteína animal más codiciada que está en uno de los caladeros más importantes del mundo, en el Atlántico Sur. Si uno ve todos los puertos marítimos hasta llegar a la Antártida, ese recorrido tiene alrededor de 4.500 kilómetros. Ésa debería ser la red troncal de navegación de Argentina. Sin embargo, hoy se entiende por vía de navegación troncal lo que va de Timbúes (Santa Fe) al puerto de Montevideo, y eso es lo que se va a licitar y que está en discusión a raíz del decreto 949.

¿Qué hacer?

Luciano, ¿por qué planteás que estamos ante una oportunidad de recuperar la entrega de los años ‘90?

Luciano Orellano: Estamos frente a una oportunidad histórica porque se vienen los vencimientos de las concesiones de resortes clave de lo que fue la entrega en aquellos años: en este caso, la “hidrovía” y un conjunto de puertos. Nosotros queremos recuperar nuestros ríos: el Paraná, el Paraguay, el Río de la Plata. Por eso vamos por la derogación del decreto 949 y a partir de ahí abrir paso a lo que tenemos que recuperar.

Si queremos lograr una Argentina justa, libre y soberana no hay ninguna posibilidad de hacerlo, y planificarse como país si no se controla el comercio exterior, y, por ende, también la banca: son dos cosas que van simultáneas. En su momento, Perón nacionalizó el comercio exterior y la banca, y a partir de ahí se logró soberanía monetaria, control del crédito, y eso posibilitó planificar integralmente la Argentina, en el marco de un proyecto de defensa nacional. Pero está claro que esta transformación sin la movilización del pueblo es una falacia total, para tener el peronismo primero hubo un 17 de octubre. Por eso es importante este intelectual colectivo, porque no hay ninguna posibilidad si nosotros no logramos crear una masa crítica, unida a los trabajadores y al pueblo, y así recuperar las palancas clave de la economía.

Hoy está en discusión si vamos a ser capaces de por lo menos poner una cabina de peaje. Las inversiones son otra falacia total, la cuestión de la capitalización. Nosotros tenemos estudios que dan cuenta que las dragas valen 30 millones de dólares, y hay como 10, son entonces 300 millones de dólares. ¿Saben cuánto produce la soja de la ciudad de Casilda, un pueblo de 30.000 habitantes? 300 millones de dólares. Entonces aquí no estamos discutiendo dinero, sino soberanía: si vamos a ser capaces de después de 30 años de neoliberalismo de recuperar estas cuestiones.

El gobierno estuvo muy bien en los anuncios que hizo en sus comienzos: el Consejo Federal que agrupa a las provincias, una reivindicación histórica del federalismo, pero teniendo la Nación la última palabra. Eso iba unido a la creación de una Sociedad del Estado, con las provincias con el 49% y Nación el 51%. Pero con el decreto 949 se retrocedió y estamos a foja cero, y esto tiene vencimiento en abril. Por último, como dijo Manuel Belgrano, ese gran político, científico, educador: digamos “ni amo viejo ni amo nuevo, ningún amo”. Es fundamental bajar el decreto 949, recuperar la Cuenca del Plata y nuestra soberanía nacional y de los pueblos de América del Sur.

Mario, ¿qué tipo de iniciativas a nivel de políticas de Estado hay o puede haber para construir una argentina bicontinental?

Mario Volpe: Necesitamos para eso revalorizar la Antártida argentina, donde está en gran parte el futuro de los argentinos y los elementos que la humanidad va a necesitar: reservorio del 70% del agua dulce del mundo, una gran biodiversidad para la industria farmacéutica -con insumos clave hoy día para la producción de vacunas, por caso. Tenemos que llenar de científicos argentinos la Antártida y el Atlántico Sur, para no perderle pisada a las grandes potencias. También, estimular el turismo: en particular el eje Ushuaia-Antártida. ¿Cómo puede ser que para pasar de Tierra del Fuego a Santa Cruz haya que ir a Chile? Hay que desarrollar el paso de Magallanes, hay proyectos en ese sentido. Eso no es un gasto, es soberanía.

Tenemos que pensar también en los minerales estratégicos del Atlántico Sur: manganeso, zinc, cobre. Cada nódulo polimetálico es una batería unida al litio, porque se precisa para ello de estos minerales. Así como tenemos YPF, hay que crear una Yacimientos Litíferos Fiscales. Tenemos también, gracias a la ampliación de la plataforma continental a 350 millas, la mayor fuente de energía que son los hidratos de metano, una manera de producción de gas que duplica las reservas de petróleo y gas del país. Los chinos acaban de empezar a producirlo en el Mar de China. Si uno ve a EEUU, los minerales estratégicos son considerados parte de la seguridad nacional. Ellos dividen en distintos cuadros los minerales, y hay varios donde tienen el 100% de vulnerabilidad, necesitan conseguirlos por cuestiones de seguridad nacional. Y en Suramérica tenemos las mayores reservas de muchos de esos minerales.

Por último, hay que romper el Foradori-Duncan y los tratados con los británicos, y terminar con los vuelos que les habilitamos a los kelpers a San Pablo. Esto les permite mantener su estatus de ser la segunda población más rica del mundo. Tenemos que pensar también dónde le podemos hacer daño a los británicos. ¿Cómo puede ser que el único banco que está en Malvinas, Standad Chartered, tenga una sede en Buenos Aires?

Denis, ¿qué propuestas tienen para avanzar en la soberanía fluvio-marítima nacional?

Denis Vilardo: Es fundamental hacer dos cosas: una, el Canal Magdalena, y la otra, tener un puerto director sobre el estuario del Río de La Plata. Lo primero nos permitiría evitar que haya que pasar por Montevideo para ir a cualquier puerto del sur, demorando entre 12 y 15 días en la zona franca y obligando a que la logística del sur de la Argentina se haga en camiones. Si estuviera el Magdalena, ir hasta Ushuaia llevaría ya no 15 días como en el actual sistema de navegación, sino 5 días. Por otro lado, para interconectar el país desde Misiones, con una vía navegable en el Bermejo, hasta la Antártida, el punto neurálgico que une las dos Cuencas -del Plata y del Atlántico Sur- es el estuario del Río de La Plata. Nosotros creemos que hoy el puerto con mejores condiciones para ejercer el rol director y que no lo sea Montevideo es el puerto de La Plata.

Por otro lado, tenemos que buscar la forma de salir del corset del tratado de la “hidrovía” y de los Acuerdos de Madrid. Para lo primero está el artículo 33 del propio acuerdo, y discutir cuáles son las condiciones de navegabilidad que vamos a imponer desde Timbúes hacia abajo y hacia arriba. Otro punto fundamental es recuperar una política pesquera en función de alimentar a nuestra población, parte importante de la cual hoy tiene déficit proteico y está sumida en la pobreza. Cualquier política de defensa tendría que arrancar por darle de comer a nuestra población, y tenemos recursos pesqueros desaprovechados para eso.

Hay un enorme futuro para la industria naval argentina si para todo lo que se ha dicho hoy nosotros hiciéramos al menos los buques de cabotaje. No darían abasto los astilleros que hay. Necesitaríamos muchísimos trabajadores navales más (200 mil podrían ser) si nosotros construyéramos para defender el litoral marítimo la flota que necesita la Armada, lo que necesita la Prefectura, las dragas para mantener nuestros ríos. Hay que tener una mirada integral. Por poner un ejemplo: el Mississippi en EEUU lo draga la Armada de ese país, allí tienen un acta que indica que todo lo que flota en EEUU lo construyen astilleros de ese país. También, con relación al nicho más potente que había en la industria naval hasta la pandemia, que era el turismo, nosotros podríamos tener una línea de turismo que una la Antártida con las Cataratas del Iguazú, y ésas son condiciones únicas que hoy están siendo explotadas por terceros.

Para finalizar, todas las cosas que se han dicho acá son parte del mismo nudo: fíjense que cuando se discute impuesto a las grandes fortunas, la deuda externa y los acreedores, el contrabando del complejo sojero, son siempre los mismos actores. O sea, apretemos donde apretemos, del otro lado siempre están los mismos. ¿Cuál es la clave? Necesitamos un 17 de octubre para tener soberanía, y luego un 2001 para tener una década con un piso de derechos garantizado. La mejor herramienta es la unidad del pueblo. Todavía hay mucho en discusión sobre el tema que hemos hablado hoy. Es un gran partido. Fíjense que el decreto 949 hace referencia a toda la legislación de los ’90, y la Sociedad del Estado es de 1975, el año de los convenios colectivos de trabajo, cuando los trabajadores participaban 50 y 50 de la renta nacional. O sea, esos dos modelos están enfrentados y es lo que hay que resolver en la Argentina de los próximos años.

Hacia el final, Marcos Actis, quien es Vicepresidente del Área Institucional de la UNLP y director del Instituto Malvinas de tal casa de estudios, planteó que desde allí impulsan la derogación del decreto 929/20 dentro del Consejo Federal Hidrovía -el cual integra el Dr. Actis.

Video: El conversatorio-debate completo sobre la Cuenca del Plata

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