Infobae, el medio que habitualmente funciona como vocero de la Embajada de EEUU en nuestro país destaca la noticia entre sus titulares: S. Vaca Narvaja, el mismo que días pasados informó maliciosamente que no se trataba de ´granjas de 100.000 cerdas madres sino de solo 12.000´ (SIC, ver nota) Tratando de poner en boca de quienes nos oponemos a la nefasta iniciativa una afirmación falaz al efecto de descalificar nuestros argumentos reales, acaba de ser designado por A. Fernández Embajador Argentino en China, ratificando de este modo la decisión oficial de avanzar en este acuerdo
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LA NOTICIA EN INFOBAE:
La designación de Sabino Vaca Narvaja como embajador en China se puede leer en clave de interna palaciega y también debería servir para comprender qué método utilizará Alberto Fernández al momento de definir los futuros cambios en el Gabinete Nacional.
Luis Kreckler cae en Beijing porque no supo interpretar los códigos políticos del Presidente y la peculiar manera de Felipe Solá para manejar formalmente la Cancillería. Alberto Fernández no tiene resentimiento personal con el embajador de carrera que regresará pronto a Buenos Aires. En cambio, Solá siempre pensó que Kreckler movía sus piezas para llegar al piso 13 del Palacio San Martín.
Vaca Narvaja pasó su infancia exilado en La Habana y juega al poder como José Capablanca, un ajedrecista cubano que reducía a sus adversarios con movimientos rápidos e inesperados. Licenciado en Ciencia Política y experto en China, Vaca Narvaja no fue antes embajador en Beijing porque Alberto Fernández pensó que era “demasiado joven” para esa posición diplomática.
Solá oía a Vaca Narvaja y jamás esterilizó la política de Gossip que desgastaba la figura del embajador de carrera que ocupó puestos claves en Brasil, Alemania y Suiza.
A Kreckler lo acusaron de pretender un piso nuevo en Beijing, haber organizado una mudanza familiar costosísima desde Berna a China, cierta molicie para tratar con la nomenclatura comunista y partir hacia una isla con duty free cuando se negociaba la vacuna con los empresarios asignados por Xi Jinping.
Esa información interna del Palacio San Martín llegó sin escalas a Olivos. Y el canciller sonrió con malicia cuando le preguntaron al respecto. Ni una oración a favor de Kreckler.
Luis Maria Kreckler con Liu Jingzhen, presidente de la compañía farmacéutica Sinopharm
Alberto Fernández no necesitó de las opiniones de Solá para comprobar que Kreckler no se ajustaba a sus necesidades políticas en China. Nunca le gustó que tardara tanto en llegar de Suiza a Beijing, y a su vez descubrió que Vaca Narvaja era astuto, diligente, callado y muy efectivo.
“No sé que rosca tiene en Beijing, ni con quien habla. Pero sabe cómo funciona la maquinaria, y cada vez que le pedí algo, lo resolvió”, opinó el jefe de Estado sobre Vaca Narvaja cuando ya era público que Kreckler había sido desplazado de la embajada en China.
Vaca Narvaja fue clave para lograr que Xi Jinping renovara un swap de 8.500 millones de dólares que está depositado en el Banco Central y había sido atado a los dos créditos stand-by firmados por Mauricio Macri con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Y antes de ese movimiento geopolítico ejecutado con celeridad por Beijing, el futuro embajador en China había logrado que Alberto Fernández y Xi intercambiaran cartas personales a través de la valija diplomática. Esa aproximación epistolar entre la Casa Rosada y Zhongnanhai fue un éxito diplomático de Vaca Narvaja.
Felipe Solá y Vaca Narvaja en el piso 13 de la Cancillería, adonde está el despacho del Ministro de Relaciones Exteriores
La última movida de Vaca Narvaja sucedió la semana pasada cuando aún no había memorando de entendimiento entre la Argentina y la empresa Sinopharm. El memorando con Sinopharm por 30 millones de dosis de vacunas chinas fue empujado por Kreckler y firmado por el ministro Ginés González García, pero Vaca Narvaja aceleró los contactos y juntó a las partes.