Es la primera vez que una provincia aporta estadísticas sanitarias vinculadas con zonas con uso intensivo de agroquímicos. Los datos son contundentes y confirman las denuncias que desde hace años realizan los vecinos: los casos de cáncer en niños se triplicaron y las malformaciones en recién nacidos aumentaron 400 por ciento. Sucedió en sólo una década y corresponden a un estudio oficial de la Comisión de Investigación de Contaminantes del Agua del Chaco, creada por el gobernador en diciembre pasado. “Primer Informe” es el simple título del documento que fue entregado en la Casa de Gobierno provincial y en el Ministerio de Salud local. Los casos de cáncer están focalizados en la localidad de La Leonesa, cercana a Resistencia y epicentro de las denuncias por el uso de herbicidas y plaguicidas. Las malformaciones corresponden a datos de toda la provincia, donde –siempre según datos oficiales– se producen 17 casos por mes. La Justicia ordenó frenar las fumigaciones y exigió urgentes estudios de impacto ambiental (ver aparte).
A Iván le gustaba ver las avionetas que sobrevolaban sobre su casa. Tenía seis meses, escuchaba los motores y pedía upa para salir al patio y saludar el paso del aeroplano. Laura, la mamá, lo levantaba y llevaba al jardín para dar el gusto al bebé. Con el paso de las avionetas, Iván aprendió a saludar con la mano, se reía y festejaba el vuelo rasante. A los 2 años le detectaron leucemia. Fue trasladado de urgencia al Hospital Garrahan, padeció ocho meses de quimioterapia y dos años de tratamiento intensivo.
“Los médicos me preguntaron si vivíamos cerca de plantaciones con agroquímicos. Recién ahí me enteré de que la avioneta que saludábamos con mi bebé lo que hacía era echar veneno en el campo frente a mi casa. Se me vino el mundo abajo”, explica Laura Mazitelli, del barrio La Ralera de La Leonesa. Era 2002, Iván se recuperó, y Laura se transformó en una denunciante de los agroquímicos. La trataron de loca y opositora al desarrollo, pero los casos de cáncer se multiplicaron y los vecinos comenzaron a organizarse.
La Leonesa es una localidad de diez mil habitantes a 60 kilómetros de Resistencia. Desde hace una década denuncian el efecto sanitario de los agroquímicos utilizados en plantaciones de arroz. Apuntan al glifosato, endosulfan, metamidofos, picloran y clopirifos, entre otros químicos usados también en los cultivos de soja.
Por la movilización constante y el reclamo de estudios, el gobierno del Chaco creó por decreto el 9 de diciembre de 2009 la Comisión Provincial de Investigación de Contaminantes del Agua. Incluyó la participación del Ministerio de Salud Pública, la Administración Provincial del Agua (APA), el Ministerio de Salud de Nación, la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) y el Ministerio de Producción. “Tendrá como misión receptar, estudiar, coordinar y conducir las acciones para garantizar y optimizar la contaminación de arsénico, agroquímicos y otros”, señala el breve decreto, de sólo dos páginas.
A cinco meses de su creación, la Comisión Investigadora finalizó su primer informe, que fue publicado por el periodista Brian Pellegrini, del sitio de noticias Chaco Día por Día.
“Respecto de patologías oncológicas infantiles, leucemias, tumores cerebrales y linfomas, se observa un mayor número de casos anuales a partir de 2002. En La Leonesa, en el período 2000-2009 se comprueba un incremento notable, que triplica la ocurrencia de cánceres en niños”, afirma el trabajo de la Comisión oficial, focalizado en La Leonesa.
En la década de 1990-1999 se registró un promedio de 0,2 casos por año (1 caso cada 60 meses). En tanto en el período 2000-2009 se contabilizaron 0,6 casos por año (1 caso cada 20 meses). “Los valores se encuentran por encima de lo esperado, incrementándose notablemente en los últimos diez años, período en el que los casos registrados triplican la ocurrencia de cáncer en niños menores de diez años.”
La media mundial de cáncer en menores de 15 años es de 12-14 casos cada 100.000 niños. Los datos oficiales de Chaco muestran que en La Leonesa el registro trepa a 20,2.
El informe señala la multicausalidad del cáncer, pero llama la atención: “Este incremento de la casuística coincide con la expansión de la frontera agrícola (…) vulnerando la salud de la población, debido a que las prácticas y técnicas de cultivo incluyen pulverizaciones aéreas con herbicidas cuyo principio activo es el glifosato y otros agrotóxicos.” Todas las cifras surgen del Servicio de Estadísticas del Hospital Pediátrico local y destaca que un 25 por ciento más de casos son atendidos directamente en el Hospital Garrahan de Buenos Aires, por lo cual las cifras totales de casos es mayor.
Beatriz Nicolini es pediatra, trabaja desde hace 25 años con pacientes oncológicos, integra la Comisión oficial y confiesa que, “a pesar de la magnitud de las cifras”, no le asombraron los datos. “Hace tiempo que vemos cómo se multiplican los chiquitos con cáncer. Pareciera no detenerse. Y, aunque no hay una sola causa de ese incremento, los casos aumentaron al mismo tiempo que aumentaba el uso de agroquímicos, ya sea en arroceras o soja”, explica y detalla que sobresalen los casos de leucemia, seguidos por tumores cerebrales y linfomas.
“Tatiana de 5 años. Milagros de 8. María de 7. Francisco de 12. Victoria de 6. Son todos vecinos con cáncer. Y lo peor es que la lista sigue. Todas familias humildes que están pasando lo mismo que nosotros”, lamenta Laura Mazitelli, la mamá de Iván, la que llamaron “loca” y ahora reprocha: “¿Hacían falta tantos casos para reconocer que nos están envenenando?”
Las malformaciones crecieron aún más. En una década se cuadruplicaron en toda la provincia del Chaco los casos en recién nacidos. En el lapso de un año, entre 1997-1998, hubo en Chaco 24.030 nacimientos, de los cuales se contabilizaron 46 malformaciones. Una década después, en doce meses entre 2008 y 2009, se registraron menos nacimientos: 21.808, pero se multiplicaron las malformaciones: 186 casos. El informe oficial destaca que se pasó de un índice de 19,1 por cada 10.000 nacidos a 85,3.
Los datos corresponden a la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) de Neonatología del Hospital Perrando de Resistencia. De 1997 a 1998 hubo un promedio de 4,9 casos por mes. De 2001 a 2002 creció a 7,5 casos. Y entre 2008 y 2009 aumentó a 16,8 casos mensuales.
Desde el Ministerio de Salud de Nación informaron que no se cuenta con estadísticas nacionales sobre el tema. Desde la Comisión investigadora, una integrante –que pidió mantener el anonimato por “las enormes presiones” que están recibiendo–, consideró que “todos los firmantes del informe tenemos mucha experiencia y antecedentes en lo que estudiamos, pero las empresas arroceras y sojeras están presionando mucho al Gobierno. No sabemos cómo terminará, hay demasiados intereses en juego”.
Dos integrantes de la Comisión confirmaron que están elaborando un segundo informe que aporta estadísticas oficiales sobre el geométrico incremento, en zonas con uso de agroquímicos, de los embarazos que no llegan a término por abortos espontáneos, el aumento de problemas reproductivos en adultos y crecimiento exponencial de cáncer de mamas. No tienen fecha definida para entregarlo a las autoridades, pero alertaron sobre la posibilidad de “intromisiones en el trabajo de la Comisión”.
El primer informe fue elevado al gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, y al Ministerio de Salud provincial el 8 de abril. La investigación oficial resalta que sólo son incluidos datos del servicio de salud pública. “Tanto en datos estadísticos de enfermedades oncológicas infantiles como en malformaciones en recién nacidos no están incluidos los registros de instituciones sanitarias privadas, en los cuales las estadísticas son similares, aspecto que las aumentaría considerablemente.”
El informe de la Comisión investigadora solicita que se tomen “medidas precautorias” en La Leonesa hasta que se realice un estudio de impacto ambiental y piden que se amplíen los análisis a otras seis localidades que estarían en las mismas condiciones: Gancedo, Napenay, Santa Sylvina, Tres Isletas, Avia Terai y Colonia Elisa.
Universidad Nacional del Litoral
Santa Fe, Miércoles 14 OCT :: 2009
En laboratorio
Ensayos demostraron la toxicidad del glifosato en organismos acuáticos
Estudios determinaron que el glifosato puede afectar la fecundidad de microcrustáceos que componen la base de la cadena trófica. Según investigadores de la UNL, el herbicida no afecta la sobrevivencia, pero sí el recambio generacional.
Jueves 08 de octubre de 2009
Mediante ensayos de laboratorio, investigadores de la UNL descubrieron que distintas dosis de glifosato afectaban la reproducción de una especie de microcrustáceo que habita los ríos, las lagunas y las charcas de la zona. Los resultados demostraron que ese herbicida puede tener consecuencias negativas sobre organismos a los cuales no está destinado.
“Nos interesó conocer qué efectos podía llegar a tener el glifosato sobre organismos clave de ecosistemas acuáticos continentales como los cladóceros. En particular seleccionamos una especie de crustáceo llamado Ceriodaphnia reticulata, que son pequeños organismos que viven en la columna de agua y que están en la base de las cadenas tróficas de los sistemas acuáticos”, explicó Ana María Gagneten, que trabaja en la línea de ecotoxicología de zooplancton de agua dulce en la Facultad de Humanidades y Ciencias (FHUC) de la UNL junto a alumnos, tesistas de grado, de posgrado y a otros investigadores.
El grupo sometió a los microorganismos (con réplicas de diez individuos aislados) a soluciones con distintas concentraciones del agroquímico y a un ensayo control, sin glifosato. Analizaron la sobrevivencia de la especie y la fecundidad, pero también la capacidad de degradación del herbicida, para lo cual hicieron análisis cromatográficos durante 17 días para detectar si persistían residuos o su principal subproducto o metabolito: el AMPA (ácido amino-metil-fosfónico).
Sobrevivencia y fecundidad
A través de los ensayos, encontraron que la sobrevivencia no se vio afectada por el glifosato, pero sí la fecundidad, lo cual tiene un efecto directo sobre la posibilidad de mantenimiento de una población en el transcurso del tiempo, ya que debe haber una capacidad de recambio suficiente que está determinada por la cantidad de crías producidas.
En el experimento, el grupo control produjo 140 crías y ese valor sirvió para comparar con los distintos tratamientos con glifosato en diversas concentraciones. El de menor concentración contenía 5,33 miligramos por litro y produjo solo 50 crías. El tratamiento dos, con una concentración 15,99 miligramos por litro tuvo 25 crías. Finalmente, el tercer tratamiento –con 31,8 miligramos por litro- llegó a 36.
“Esto significa que la fecundidad fue un parámetro muy afectado en esta especie. No registramos diferencias significativas entre las concentraciones, pero sí entre todas las concentraciones y el control”, explicó Gagneten.
Por otra parte, tomaron un índice denominado “tasa reproductiva neta”, que integra los valores de sobrevivencia y de fecundidad, que confirmó la toxicidad del glifosato para Cerodaphnia reticulata en estudios a escala de laboratorio.
La importancia de estudiar esa especie reside en que sirven de alimento a larvas y juveniles de peces que luego cambian de régimen de alimentación. Incluso, algunos peces adultos de pequeño tamaño siguen alimentándose durante toda su vida de estos microcrustáceos.
Persistencia del glifosato
“Es muy discutido el grado de persistencia del glifosato en el ambiente. Hay quienes sostienen que tiene una vida media muy corta y, otros, inclusive la Agencia de Protección Ambiental (EPA), dicen que puede llegar a los 120 días en sedimentos de lagunas”, refirió la investigadora.
Sin embargo, los estudios de la FUHC revelaron que el porcentaje de degradación final del glifosato a los 17 días fue de 74,5 % en la concentración menor y de 34,8 % en la concentración mayor empleada, sin la aparición del metabolito. Estos resultados fueron presentados en el 2do Workshop Latinoamericano sobre Residuos de Pesticidas. Alimentos y Medio Ambiente organizado por la UNL.
Investigación en campo
Por otra parte, Gagneten contó que ahora resta hacer ensayos con otras especies y estudios de campo para vincularlos con las conclusiones de laboratorio. Además, analizarán concentraciones de distintos biocidas en la fauna, en el agua y en sedimentos de fondo.
“Los herbicidas no están diseñados para combatir los cladóceros, pero al ser tóxicos para las algas afectan negativamente al zooplancton por disminución de su recurso trófico, aunque no deben descartarse efectos tóxicos directos”, reflexionó.
A la vez, afirmó que la incorporación de pesticidas en el agua, aún cuando algunos tienen una alta tasa de degradación, provoca situaciones de estrés en las comunidades, lo cual puede involucrar una pérdida considerable de biodiversidad, cambios en la transparencia del agua, en las tasas de regeneración de nutrientes y en la abundancia de peces: “Con los estudios de laboratorio es posible aislar los datos y decir qué dosis de glifosato pueden afectar los microorganismos. Logramos así una cuantificación muy exacta, cosa que no ocurre en campo”, adujo.
Cuidados
Según Gagneten, en Argentina la agricultura está siendo cada vez más especializada y homogénea. Existe una demanda creciente para conocer el destino y persistencia de los residuos de pesticidas en el ambiente, e integrar este conocimiento en acciones de manejo.
“Pero el problema clave en países en vías de desarrollo es el vinculado al modo de aplicación del glifosato. Además de los efectos sobre la biota, pueden producirse efectos negativos en la salud de los operarios expuestos, que frecuentemente laboran en condiciones de trabajo muy deficitarias, con bajo nivel educativo y escasa tecnología”, reflexionó.
Por último, la investigadora aconsejó respetar las indicaciones sobre las dosis, además de las frecuencias y los cuidados en la aplicación del herbicida. “Los operarios deben saber cómo deben proteger sus cuerpos, conocer la distancia que debe respetarse entre el lugar donde es aplicado y las zonas habitadas. Además, debe haber controles adecuados para hacer cumplir las normativas vigentes. Estas consideraciones son válidas para todos los pesticidas, no sólo para el glifosato”, culminó.
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