Apoyan la iniciativa investigadores y ambientalistas
Líderes mbya impulsan proyecto agroecológico con la yerba mate
El producto para los guaraníes es alimento y símbolo de unión. Plantean que el único camino es la recuperación del monte y con ello preservar agua, tierra y biodiversidad
FUENTE: El Territorio
La aldea Perutí, en El Alcázar, fue el escenario de uno de los encuentros destinados a afianzar un proyecto agroecológico colectivo, con la yerba mate como producto central y con una profunda espiritualidad. La iniciativa es apuntalada por dos destacados líderes, el mbya Cristian Cabrera y el yuruá Hugo Sand, junto a otros grandes, mujeres y hombres, motorizados por el conocimiento y la convicción de que el único camino posible es el de la recuperación del monte, el agua, la tierra, la diversidad biológica, y en ella los habitantes de este territorio.
El debate se viene desarrollando, como ocurrió en la Semana de los Pueblos Originarios y en el Día Mundial de la Tierra, entre rituales, exposición de artesanías y el tradicional reviro.
En aquella oportunidad, con la generosidad y el valor la palabra que caracteriza al pueblo mbya guaraní, el cacique Cristian Cabrera dio la bienvenida, haciendo conocer que el yerbal que sustenta a su comunidad se inició con plantas traídas de la chacra de Sand, el dirigente agrario de las históricas movilizaciones (tractorazos y otras) que jerarquizaron a esta actividad y a los trabajadores rurales, poniéndole un freno (al gestarse el Instituto Nacional de la Yerba Mate) al sistema neoliberal que monocultiva/ monopoliza, sin pausa, suprimiendo todo lo nativo y diverso.
Precisamente, el año pasado, cuando en la plaza 9 de Julio se celebraron los 20 años de la gesta agraria, el cacique, en pocas palabras y con mucha claridad, en su rol también de coordinador de Los Pueblos Originarios en Lucha, advirtió que la pérdida de selva paranaense y el avance del monocultivo de exóticas amenazan a su pueblo, que se está quedando con “poquita tierra” en Misiones.
A su turno, Sand contó que la historia que lo entrelaza con el pueblo mbya se inició allá por la década de 20, cuando su abuelo, el inmigrante finlandés Otto Sand, mientras preparaba la tierra para cultivar en Colonia Guaraní, fue mordido por una serpiente. La medicina que le devolvió la salud llegó de la mano, con la sabiduría, de un guaraní. Y la yerba mate que se plantó entonces y que perdura, fructificó en mudas que hoy son el yerbal de Perutí. Además de agradecer y enaltecer aquel curativo, el dirigente hizo notar que las raíces de los problemas que enfrentamos son espirituales y por ello convocó a retornar al camino de la ética, de la moral, de respeto a la naturaleza y de paz con Dios y con la Madre Tierra: “Si el hombre está mal consigo mismo, estará mal con sus conciudadanos y con el entorno. Es tiempo de cultivar la espiritualidad. Tenemos que estar bien con Dios, y con la Pachamama, transitar motivados por el altruismo y ayudando al prójimo”, destacó.
Una experiencia
En eso anda la familia Paredes, impulsora de la yerba mate Fidel, lograda con prácticas que garantizan la biodiversidad y la conservación de los bienes naturales, y con tareas acorde a las fuerzas cósmicas (sol, luna, planetas), revalorizando permanentemente la cultura guaraní. “Para nosotros, sumergirnos y descubrir el pasado guaranítico de la yerba es muy fuerte desde lo espiritual”, manifestó Mario Paredes, junto a su hijo Leonardo y a su pareja Claudia Menéndez, quien a su vez produce en su laboratorio, en Eldorado jabones y cosméticos a partir de la agricultura agroecológica y biodinámica. “Nuestro anhelo es poder devolver a los guaraníes esa pertenencia y recuperar el medio ambiente”, agregó.
La agroecología “no es sólo una propuesta de producción de alimento sanos; es profundamente política y por ello, revolucionaria”, observó Jesús Contreras, ingeniera agrónoma y destacada dirigente del Movimiento Semillero de Misiones. “En Perutí –prosiguió- quedó demostrado que somos espiritualidad, somos esa emoción que nos identifica como humanos, somos energía vital, esa energía que el sistema extractivista nunca la tendrá; es más, le teme”.
“Estamos donde debemos estar, en el punto de partida, con quienes descubrieron la yerba mate, y encontrarnos en este espacio es trascendental”, evaluó el ambientalista Rulo Bregagnolo, integrante del Frente Kaapuera y fundador del Grupo Cuñá Pirú.
“Cada vez somos más quienes comprendemos que lo que el ‘progreso’ nos ofreció como un avance, es en realidad un retroceso. Es posible alimentarnos con productos de nuestra tierra y sin el uso de agroquímicos ni agrotóxicos, nutriéndonos, y recuperando la Selva que nos da agua, entre otros servicios esenciales. Debemos volver a las fuentes”, agregó el dirigente, bastión de la Mesa por el No a las Represas que detuvo el avance de hidroeléctricas, garantizando libertad a los ríos Uruguay y Paraná en Misiones.
“Encontramos algo para empezar de nuevo”, dijo la mbya Zulema Chamorro resumiendo la importancia de revalorizar al Caá, y explicando que el yerbal que trabajan junto a su pareja Hipólito Núñez e hijos, en la comunidad Ygary poty del Valle del Cuñá Pirú, les da el sustento diario. “Cuando mi esposo empezó a plantar la yerba parece que vino una luz en nuestro hogar. Desde ahí empezamos, podemos mandar a la gurisada a la escuela y al colegio”, dijo esta mujer, cuyos 12 hijos ya terminaron la escuela primaria y “el quinto año” (de la secundaria), y uno de ellos cursa una tecnicatura en turismo. “Nos hace bien esa planta… Con la yerba encontramos algo para empezar de nuevo”, señaló la guaraní.
“Tres elementos contiene la yerba mate para la nación guaraní: es alimento, salud y unión”, describió Cristina Cantero, escritora, investigadora de lenguas ancestrales y propulsora del Centro de Formación Cultural Ancestral, al indicar la importancia del árbol nativo para el pueblo originario de Misiones.
La investigadora, de antepasado guaraní y referenciada como guardiana del agua, reflexionó sobre la necesidad de “despertar” para “florecer” espiritualmente: “La investigación que llevo es a partir del llamado de mis ancestros a hablar sobre lo desconocido para tener una mayor conciencia de la sabiduría guaraní que nos conduce al buen vivir. Tenemos diversos conocimientos en nuestro ADN que están dormidos, y para poder despertar, para traer lo antiguo a nuestro presente, necesitamos conocer esa parte”.