No es un tema más, es la forma más generalizada de enfermarnos que existe en la actualidad y sin embargo muy pocas personas le prestan atención.
USTED ES RESPONSABLE: NO ENVENENE SU FAMILIA
Recientemente se ha difundido una investigación efectuada por científicos del Espacio Multidisciplinario de Interacción Socio Ambiental (EMISA), de la Universidad Nacional de La Plata que le pone números a una realidad que la mayoría ignora, aunque es la puerta de entrada a las peores enfermedades y malformaciones congénitas que han aparecido en nuestra realidad en los últimos tiempos.
Las cifras son estremecedoras, ocho de cada diez alimentos vendidos en verdulerías están contaminados con los agrotóxicos que utilizan en los establecimientos donde los producen sin control de ninguno de los responsables, a saber:
-Los laboratorios que venden esas drogas de la muerte, muchas de ellas prohibidas, como el caso del Endosulfán de BAYER, que sin embargo siguen apareciendo en los análisis.
-Los organismos públicos de control nacional como el SENASA que los autorizan a pesar de saber su toxicidad.
-El CONICET – Concejo Nacional de Ciencia y Tecnología- que a pesar de que uno de sus más encumbrados científicos, el recordado Dr. Andrés Carrasco, denunció tempranamente este modelo productivo lo ninguneó e ignoró durante décadas haciéndose cómplice de este modo atroz de producir lo que comemos.
-Los organismos provinciales responsables como el Ministerio de Salud de Entre Ríos o la Secretaría de Ambiente que siempre han mirado para el costado con expresión de ‘no sabe no contesta’ a pesar de que sí saben lo que nos están haciendo estos intereses.
-Los organismos Municipales que no controlan la presencia de estos agrotóxicos en las frutas, verduras y alimentos que se comercializan en los ejidos que supervisan.
-Los productores que los utilizan masivamente, generalmente sin respetar las normas que morigerarían algunos de sus efectos.
Los datos son aterradores; se estudiaron 60 muestras de frutas y verduras encontrándose en ellas plaguicidas, insecticidas y fungicidas en el 83 por ciento de los cítricos y las zanahorias; el 78 por ciento en morrones y 70 por ciento en verduras de hoja.
Los investigadores fueron a las verdulerías y verificaron que el 76,6 por ciento tenía al menos un químico y el 27,7 por ciento de las muestras tenía entre tres y cinco agroquímicos.
“La variedad de plaguicidas es muy grande. Y el cóctel de químicos es muy fuerte”, aseguró Damián Marino, codirector del trabajo y señaló que entre los productos que más se detectaron está el insecticida Endosulfán, a pesar que está prohibido en Argentina desde 2013.
El Principal Responsable es Usted.
Pero existe un eslabón imprescindible en esta cadena de responsabilidades, son los papás y/o las mamás que compran estos alimentos sin averiguar su origen y preparan con ellos la comida diaria.
Y la responsabilidad que les cabe, en primer lugar, es no averiguar absolutamente nada acerca del origen y condición de las frutas y verduras que compran cotidianamente en la verdulería de la esquina o del supermercado. Solo deciden su compra por su aspecto y precio, desentendiéndose de lo más importante: si son sanos.
Argentina es, ya se sabe, un productor de enormes volúmenes de alimentos, incluso también produce alimentos orgánicos de calidad internacional, que sin embargo el mercado interno no prefiere ni elije, los productores de orgánicos señalan que cuando tienen excedentes de exportación los vuelcan al consumo nacional sin identificar, porque a los consumidores locales les da lo mismo.
¿Y qué puede hacer?
En primer lugar preguntar, y tiene que hacerlo cada vez que vaya a la verdulería, pregúntele a su verdulero de donde vienen las cosas que le vende, y entonces privilegie lo local, que su proveedor pueda garantizarle que están obtenidos por quinteros responsables.
Rechace lo que viene de muy lejos o sin poder conocer su procedencia, por ejemplo, los tomates y pimientos que vienen de la provincia de Corrientes, donde las autoridades no controlan las fumigaciones con agrotóxicos y los peones que trabajan en los ‘tendaleros’ de producción y sus familias se envenenan, enferman y mueren por el manejo totalmente irresponsable de estos venenos. Sirva como ejemplo la causa por la muerte del niño Santiago Nicolás Arévalo por la presunta intoxicación con agrotóxicos que en estos días va a juicio oral en la localidad de Goya, por presunto homicidio culposo y lesiones agravadas por intoxicación ocurrida en uno de estos establecimientos.
También puede comprar en las ferias artesanales donde los mismos productores le venden a usted sus productos y se puede recabar en directo como fueron producidos.
Y finalmente consulte a profesionales que le indiquen cómo manejar estos alimentos para morigerar sus potencialidades tóxicas y acostúmbrese a exigir que lo que le venden no contenga agrotóxicos.