BOTNIA: LA COLISIÓN DE DOS ÉTICAS IRRECONCILIABLES
FUNDAVIDA
Desde el inicio del conflicto entre los pobladores de la región y los sucesivos gobiernos de Uruguay que pergeñaron la llegada de las industrias basura a ese país se fue perfilando lo que hoy se puede ver claramente es un diálogo imposible: el de dos éticas antagónicas que se manejan en distintas perspectivas de lo que debe ser la sociedad.
Por un lado la de las mayorías ciudadanas que van evolucionando hacia visiones de mejores entornos para el desarrollo de la vida humana y por el otro el de los intereses de minorías mezquinas que no pueden tener otra estrategia que no sea la mentira y el engaño para concretar sus apetitos.
El camino fue iniciado luego de la restauración democrática, por el primer presidente electo, José María Sanguinetti, representante de los sectores conservadores que siempre controlaron la sociedad charrúa, quien tuvo dos períodos 1985-1990 y 1995-2000 para diseñar la realidad actual, él estableció dos leyes que serían fundamentales para el futuro de su país, la primera la de la Caducidad Punitiva del Estado que otorgó impunidad a los militares torturadores y asesinos de la última dictadura y la segunda la la ley 19.921 (17/11/1987), que habilitó privilegios insólitos al capital extranjero y significó una vergonzante rendición de la soberanía nacional y entrega del futuro económico a los intereses foráneos que ya en ese entonces planeaban tomar por asalto la naturaleza y los recursos regionales.
Esto esta claramente descripto en las presentaciones judiciales efectuadas por el Fiscal oriental Enrique Viana Ferreira que se encuentran publicadas en su integridad en nuestra página Web.
De entrada nomás quedó claro que son dos éticas irreconciliables, por un lado la tolerancia con el delito de lesa humanidad, y la entrega de la economía y por otro, los ciudadanos victimizadas por estas decisiones que tratan de sostener sus derechos brutalmente conculcados.
La gran trampa de esta situación la facilitó la estafa moral del Frente Amplio, emblema político que se presentó asimismo como progresista y defensor de los derechos públicos, cuando en realidad fue la divisa política que vino a domesticar la resistencia ciudadana para que aceptara estas decisiones de los políticos conservadores aliados desde siempre al capital extranjero y a la entrega.
Tanto Vázquez, como Mujica, declamaron desde los tablados electorales futuros de soberanía política, reivindicaciones de los derechos de las mayorías sumergidas y resistencia al modelo neocolonial iniciado por Sanguinetti.
Pero nada de esto hicieron, por el contrario, diseñaron un escenario tramposo, preñado de malsano chauvinismo, en el que embretaron la opinión de sus representados en una falsa controversia de David Vs. Goliat, que llevó el conflicto al callejón sin salida en que se encuentra en la actualidad.
Vázquez y Mujica se valieron de las mismas armas para dar continuidad al proyecto conservador iniciado por el Partido Colorado, un presunto respeto a una “seguridad jurídica” que los obligaba a asumir hechos del pasado con cierto desagrado, pero la realidad ha demostrado que esto es una falsedad, los dos solo defienden las leyes que significan la claudicación total de la soberanía de su país pero no tienen ningún prurito en traicionar los tratados internacionales que resguardan nuestro patrimonio común: seguridad jurídica solamente para los expoliadores.
Aunque en el caso de Mujica la traición es mayor, porque él, a diferencia de Vázquez que nunca ocultó su pertenencia a una clase media recién llegada al éxito, con aspiraciones de membresía al club de los políticos tradicionales, encarnó otro personaje, el del viejo guerrillero devenido pacífico por la sabiduría de los años, una especia de viejo vizcacha charrúa, abuelo de todos y defensor de los pobres.
Pero Mujica no es eso, en realidad Mujica junto con su mujer Lucía Topolanski son unos farsantes que usurparon las luchas de los Tupamaros, organización que supieron integrar, pero por sobre todo entregar, como está perfectamente documentado, incluso hasta en actas parlamentarias posteriores a la dictadura, que dan cuenta de la traición de estos personajes a sus excompañeros.
Mujica se disfrazó de gaucho noble y simpático, machietta con la que sedujo por igual a desprevenidos de ambas orilla, hasta supo esperanzar a algunos ambientalistas de nuestra ciudad, a quienes prometió mentirosamente “si BOTNIA contamina la cierro”.
Pero las mentiras en la historia tienen siempre patas cortas y hoy se ve que tanto Vázquez como Mujica son un fraude que ha traicionado las esperanzas de progreso de su pueblo a través del engaño y la mentira de consignas apropiadas con oportunismo electoral, pero irrespetadas flagrantemente.
A los dos ahora claramente “se les ve la enagua” y la adhesión incondicional a una ética cínica, que necesita del engaño para imponer sus designios mezquinos que van en reversa con los intereses de sus representados y de su país.
www.fundavida.org.ar
envié un comentario y me dice que ya fue publicado antes (duplicado). No es así.
yo no envié ningún comentario duplicado. Luis
Hola.
Total acuerdo en casi todos los comentarios de este documento. Digo en casi todo, porque no estoy de acuerdo cuando hace referencia a la ley de caducidad punitiva del estado. También hubo una ley perdonatuti a los «tupamaros», al cual perteneció y traicionó el actual presidente José Mujica, que los habilitó, sin buscar revancha ni culpables, a actuar como ciudadanos decentes.
En nuestro país, siempre que hubo guerras civiles, para terminar se firmaba un acuerdo de paz, sin vencidos ni vencedores, y sin buscar culpables en ningún bando.
Luego ya se encontraba, para poder guerrear de nuevo, otro motivo pero sin recordar lo pasado. Ahora los que asaltaron, secuestraron y asesinaron no quieren reconocer la voluntad de un pueblo: dos veces ¿o fueron tres? el pueblo ( un 64, casi 65 %)votó por un acuerdo de paz.
¿Hasta cuando pretenden volver al pasado?
Luis
¿Hasta cuando pretenden volver al pasado?
Hasta que se haga justicia, si los crímenes quedan impunes se volverán a cometer una y otra vez
Y en Uruguay quedaron impunes, incluido el criminal atentado que sufrió Viana.
¡Y después va a la ONU con cara y pose de pobre sudaca a recitar «poemas por la defensa del medio ambiente» a los grandes del poder económico mundial!. Realmente es un «careta» y «viejo vizcacha» como todos los que lo precedieron. ¡Y lo peor en nombre de los supuestos «progres»!