UN DILEMA MORAL: PLANTAR SOJA TRANSGÉNICA -Producir soja-Monsanto puede ser negocio, pero también inmoral-.

G.Luciano

A medida que se confirman los pronósticos respecto de las características de las substancias sintéticas que se emplean en la agricultura, comienza a establecerse un debate crucial para el futuro de la humanidad.

Desde el inicio de la racionalidad propuesta e impuesta por la economía de mercado en combinación con la revolución industrial, allá por fines del siglo XVIII, la sociedad comenzó a funcionar movilizada por un objetivo central: la obtención de ganancias.

Anteriormente, el eje movilizador de las acciones humanas, en lo que se conoce como  el mundo occidental y cristiano, era la salvación del alma, y antes que eso, o sea previo a la aparición del cristianismo, lo que había ordenado a los hombres era el mas perdurable y primitivo de los paradigmas sociales: la autoridad.

El dato hoy es que todas las acciones que promuevan la obtención de ganancias y que no estén específicamente punidas por la ley, son admitidas por la “moral” de nuestro tiempo.

Pero este no es un escenario estático, que permanece inalterable, y que se constituye como una referencia definitiva para verificar la corrección y el ajuste ético de nuestros actos.

Muy por el contrario, la movilidad de los actores, en este drama que es la vida, es permanente y la inversión de roles una constante; lo que hoy es, puede haber no sido ayer, y a la inversa.

Ejemplos sobran, aunque nos sorprendan, desde la habilitación formal al saqueo, cuando los reyes de Europa, otorgaban Patentes de Corzo a sus capitanes de ultramar, para que saquearan buques de otras naciones, hasta las infinitas variantes de la moral sexual que se han ido alternando a lo largo de la historia.

Hoy en día este dilema se ha instalado alrededor del modelo de agricultura industrial propuesto por las multinacionales cerealeras que ha modificado dramáticamente el escenario productivo agropecuario en nuestro país.

El llamado paquete tecnológico que se utiliza en la siembra de semillas transgénicas, lideradas por la soja, implica el empleo de substancias tóxicas que modifican los procesos naturales, provocando sucesos irreversibles y de consecuencias que recién comienzan a vislumbrarse.

En lugar de barbechos, para auspiciar en forma natural el desarrollo de las plantas que nos interesan, ahora aplicamos venenos, y en lugar de rotación de cultivos para restaurar la fertilidad empleada, agregamos presuntos “fertilizantes”, también sintéticos, sin considerar que el equilibrio imprescindible para la preservación del recurso fertilidad es aniquilado y de este modo con lo que se ha dado en llamar “el paquete tecnológico” inauguramos la práctica del monocultivo a repetición forzada, que, entre otras consecuencias, irremediable e inevitablemente nos llevará a la aniquilación de los suelos.

Al inicio del empleo de estos métodos productivos, sus mentores nos “garantizaban” que las substancias empleadas, eran “inocuas” y no afectaban los seres vivos.

Hoy los científicos han establecido que lejos de ser inocuas, muchas de ellas son tóxicos poderosos que provocan enfermedades y contaminación.

Entonces, si bien todavía (y solo por ahora) es LEGAL emplear esas substancias, porque el soporte jurídico que habilita su uso, tardará, como siempre ocurre, un tiempo mas largo ó mas corto, según los poderosos intereses en juego, en desactivarse y prohibirlas, ya no puede decirse que sea MORAL su empleo, salvo que quién las utiliza SEPA que son inocuas, cosa que a esta altura del debate es imposible, por la cantidad y calidad de la evidencia acumulada que prueba lo contrario.

Entonces ya no es valido sostener impunemente que “siembro soja transgénica porque es legal”.

De hecho, por ejemplo, en muchos países es legal el aborto, la pena de muerte, la eutanasia ó la ablación femenina, y sin embargo su empleo esta sometido a un debate moral sustantivo, y aunque sea legal en esos países, es también caratulado por muchos como una práctica claramente “inmoral”.

Esta reflexión viene a cuento porque es habitual escuchar entre los que defienden el modelo sojero, que no hay problemas en emplearlo, porque su práctica es LEGAL.

Nosotros desde FUNDAVIDA decimos, que sí, puede ser “legal”, pero más allá de eso, a esta altura de las evidencias, es claramente INMORAL.

Comentá desde Facebook

3 Comentarios

  1. Ahora mismo me acabo de emcontrar por casualidad con esto. no se si lo leerás, ya que hace tiempo lo escribiste, lo que puedo decirte es que no estoy muy de acuerdo contigo. Hace poco vi un documental sobre el cultivo de soja; lo que era perjudicial para los humanos alojados en las cercanías de los cultivos no es que fuera soja transgénica (que no se hasta que punto puede afectar la soja transgénica a los humanos, a lo mejor estoy metiendo la pata por lo que me gustaría que me lo explicases), lo que era perjudicial eran los pesticidas que se aplicaban y la manera de hacerlo. El problema venía porque los cultivos eran regados con sustancias tóxicas para el hombre mediante avionetas, sin importar si pasaban por encima de las viviendas de las personas, lo que provocaba problemas a corto y largo plazo en los individuos.
    Te agradecería que si estoy equivocada me lo dijeses, y que me explicases que problemas han provocado en las personas la ingesta de soja transgénica

    un saludo!

    • Claro Matilde, es transgénica, ó sea: la modifican genéticamente precisamente para que pueda resistir el Glifosato, que entonces le pueden agregar a los cultivos. El Glifosato es un veneno que afecta toda la vida, no solo la de la soja que no es transgénica.
      No se si es claro, sino con todo gusto extiendo la respuesta
      Cordialmente, Guillermo

  2. Che que alguien se lo mande a Deangeli a ver que dice

Responder a Matilde Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *