Último eslabón de un plan siniestro para extranjerizar y saquear nuestra tierra

En un artículo publicado en La Juventud (ROU) Gonzalo Abella expone con infinito dolor lo que está pasando en Uruguay:

 …» La Ley de Riegos es el último eslabón de un plan siniestro, proyectado décadas atrás, para privatizar, extranjerizar, y saquear nuestra tierra fértil.»

Páginas de mi diario. 17 de octubre

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Escrito por Gonzalo Abella
Integrante del Coordinador Nacional de la UP

No quiero hablar de las palabras sino de los silencios. A  veces los silencios gritan.
 La Ley de Riegos es el último eslabón de un plan siniestro, proyectado décadas atrás, para privatizar, extranjerizar, y saquear nuestra tierra fértil. La intervención de nuestro diputado suplente no pudo ser más clara en este sentido.
Cada paso fue pensado según este plan a largo plazo. La ley Forestal   y la consecuente expulsión de los pequeños productores, la expansión del latifundio extranjero, la fumigación aérea indiscriminada que requieren los sojeros apátridas, el envenenamiento del agua superficial, la amenaza al acuífero subterráneo por el Fracking, todo culmina con la privatización del agua para mejorar la rentabilidad del agro negocio, para garantizar la venta en la Bolsa de las cosechas de futuro, para acentuar  la concentración de la tierra. El que dude sobre la verdadera intención de la ley de Riego, que lea los pormenores en la intervención de nuestro diputado suplente;  y busque después quién pueda objetarle algo. Lo más claro de la Ley: el pequeño productor aguas abajo, que recibía agua de un curso natral, ahora debe pagar al que hizo la represa aguas arriba. Si el éxodo del pequeño productor se debía a su asfixiante situación económica, ahora le cae encima un verdadero impuesto a pagar a los inversores privados, que además son los propietarios de la energía eléctrica que requiere el riego. Las represas, aún las innecesarias, pasan a ser buen negocio, y para peor inundan el monte ribereño, otro tesoro ambiental amenazado.
Pero lo más terrible es el silencio oficial. 
Las fuerzas del oficialismo se dividen el trabajo. El mal llamado PCU controla el asistencialismo social y garantiza el freno a la lucha de los trabajadores; el MPP impulsa micro proyectos agrarios sustentables y difunde cursillos sobre economía familiar rural. Ambas fuerzas trabajan buscando desmarcarse, como si eso fuera posible, de las políticas neoliberales de Astori. Muestran logros pequeños mientras son cómplices del gran saqueo.  
Un solo diputado de la UP ha logrado colocar en el debate parlamentario temas de tanto sentido común y de tal sintonía con los movimientos sociales que nadie se ha atrevido a negar su examen. Ese solo diputado impulsó denuncias cuyos efectos saludables se percibieron de inmediato. Pero al enfrentar la Ley de Riego quedó tan solo como cuando propuso anular la Ley de caducidad. 
El diputado y el colectivo militante que lo acompañan nos enseñan la extraordinaria importancia y al mismo tiempo  las limitaciones de la lucha parlamentaria.
El protagonismo  vuelve entonces al pueblo organizado, que es el principal arquitecto de su destino. El viernes,  los forjadores de las herramientas políticas necesarias, iremos a la marcha por el agua. Iremos en apoyo a los movimientos sociales, para romper el plan del Banco Mundial  y todos los silencios cómplices 

 

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