¿POR QUÉ ME TENIA QUE PASAR A MI?

¿POR QUÉ ME TENIA QUE PASAR A MI?

 

            En los derroteros de la vida todos inexorablemente cargamos con nuestra cuota de problemas, y pesares, sin embargo es habitual que al enfrentarnos con ellos, nos sintamos perseguidos y reclamemos enojados a la providencia: “porqué a mí”, como si la circunstancia de referencia fuera algo de lo que no somos responsables y que azarosamente nos cae la ficha justo a nosotros cuando le podría haber caído o cualquier otro.

Sin embargo, puestos a considerar en detalle la mayoría de las cosas que nos ocurren son de nuestra exclusiva responsabilidad.

Un ejemplo claro de esta realidad es lo que esta ocurriendo con la gestión de nuestros senadores en el tema de las fumigaciones con agrotóxicos en la comisión liderada por Oscar Arlettaz.

Los afectados por este flagelo intencional ya son una realidad cotidiana en nuestro presente.

Personalmente recuerdo un amigo muerto hace poco, afectado por una gravísima y repentina enfermedad que le comió la salud en cuestión de meses; antes de fallecer me crucé con el, cuando ya su destino estaba sellado y con valiente resignación asumía su enfermedad relatándome que habitualmente en sus vuelos con parapente a motor, a los que era aficionado, se metía deliberadamente en las nubes de micro gotas pulverizadas por las maquinas fumigadoras en el campo, para ver los arco iris artificiales que se creaban, convencido que los productos utilizados, tal la maliciosa propaganda de sus vendedores, eran inocuos. Y este solo es un ejemplo de brutales agresiones a la salud que se están cometiendo a diario en Entre Ríos con las fumigaciones.

Releyendo nuevamente las declaraciones de Arlettaz en El Día, me detengo en el párrafo en el que señala que…”seguramente se plantee la necesidad de arbolar las escuelas, una cortina verde que proteja a las escuelas. Se tendrá en cuenta un sistema para dar un aviso previo para evitar lo ha sucedido en otras ocasiones donde, de repente están los alumnos en el patio y pasa el fumigador”.

Analicemos el significado estricto de su afirmación, su respuesta al envenenamiento de niños y maestros es que “quizás” en el futuro se hagan cortinas de árboles para morigerar el impacto de los venenos en los niños.

O sea, supongamos un par de años para que se tome la decisión y se implemente y luego unos 15 años mas para que los arbolitos se transformen en cortina vegetal, (y que esta protección fuese suficiente) quiere decir que Arlettaz ya ha tomado la decisión que las futuras 17 generaciones de escolares en las zonas rurales sean irreversiblemente envenenados.

Lo de Arlettaz da vergüenza ajena, porque crear una “cortina vegetal” para protegernos de las fumigaciones cuando el veneno mas usado, el glifosato, es preciosamente el agrotóxico que mata las “cortinas vegetales” que promete el senador por Colón, expone el cinismo y la subestimación que hace el legislador de todos nosotros.

No avanzaremos mas en el análisis del tema porque ya nos hemos referido ampliamente a él y  porque los ciudadanos de la provincia ya están advertidos de la barbaridad que están tramando.

Entonces volvemos al titulo de nuestra nota y nos preguntamos cuantos de los damnificados presentes y futuros de este brutal flagelo se habrán preguntado o preguntarán ¿Por qué a mí?

Y la respuesta ahora se hace obvia: porque Arlettaz y el resto de los senadores fueron votados por la mayoría de los electores provinciales que lo ungieron para ese cargo que lo habilita a el y a sus socios a disponer de nuestra salud y la de nuestros hijos junto con las corporaciones que saquean nuestra fertilidad.

Ud. me dirá que cuando lo votó a este señor y al resto de los senadores no tenía ni idea quien era y mucho menos que pensaba.          Que si hubiera sabido lo que iba a hacer con su voto Ud. nunca lo hubiera votado, etc., etc.

Pero ahora es tarde, solo nos queda ver el desprecio que manifiesta por quienes lo eligieron, la indiferencia ante el dolor de los damnificados por este drama, su obscena exhibición de los acuerdos comerciales para las pequeñas minorías beneficiarias que el habilita.

Arlettaz y sus socios ya fueron votados y todo lo que nos esta pasando por culpa de su desinterés manifiesto en sus representados y su traición a quienes lo eligieron caerá sobre nosotros como una maldición.

Solo nos queda pensar en lo frágil de nuestra democracia, sin la posibilidad de revocar los mandatos de estos mercaderes que quedarán impunes luego de haber provocado con sus leyes muertes y enfermedades a lo largo y ancho de la provincia.

Debemos aprender de esta cruel lección, la próxima vez que vayamos a votar enterémonos por quienes lo hacemos, no caigamos nuevamente en el reiterado error de elegir a estos defraudadores de la fe pública, que nos negocian al mejor postor, y si finalmente lo hacemos no nos preguntemos ¿Por qué esto me tenia que pasar justo a mi?.

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