LOS IDEALES AMBIENTALES CADA VEZ MAS ASUMIDOS POR LA SOCIEDAD

LAS CAUSAS AMBIENTALES AHORA TIENEN QUIEN LAS DEFIENDA

En apenas una década el panorama para las organizaciones sociales que defienden los intereses de la vida y la naturaleza ha cambiado considerablemente. Estos intereses antaño convocaban a sectores pequeños de la población que comenzaban a advertir que la acción antrópica podía tener consecuencias no deseadas y en muchos casos graves para el entrono vital presente y futuro.

Al principio eran vistos desde el conjunto social como sectas pintorescas preocupadas demasiado tempranamente por problemas, que de existir, afectarían el futuro remoto y no el presente, por lo tanto se los miraba con un dejo de conmiseración, siempre y cuando no asumieran posturas que importunarán intereses económicos concretos, entonces si eran expuestos como delirantes y molestos por los afectados por las denuncias. Pero esto cambió radicalmente en los últimos años.

Probablemente se deba a que la población ha advertido que las agresiones a la naturaleza y el ambiente, lo son contra las personas y que no solo pueden ocasionar incomodidades eventuales sino que cada vez más son responsables de enfermedades e incluso la muerte.

Dos detonantes se han destacado en esto de alarmar a los ciudadanos, cada vez más afectados por estas cuestiones.

El primero es el desborde del consumismo irracional que está agotando y contaminando los recursos para la vida disponibles en el planeta en prácticamente una generación, poniendo en riesgo las posibilidades vitales de nuestros descendientes directos.

El segundo es la irrupción de la industria química, con sus venenos, en el modo de `producir alimentos. Nuestra región es reflejo de los dos, en primer lugar la prepotente irrupción de los modelos extractivos foráneos en nuestros países, no para resolver los problemas de quienes los habitamos sino para alimentar el desenfreno consumista de los países del Norte.

Y no solo están aplicando modelos extractivos absolutamente irracionales a gran escala como la Mega minería a cielo abierto con el envenenamiento masivo de los acuíferos más puros del planeta, o la Fractura Hidráulica (Fracking) para sacarle el ultimo jugo de hidrocarburos a las rocas del subsuelo sino que también nos traen sus industrias más contaminantes para librarse de sus consecuencias, como el caso de las plantas de celulosa que ya controlan un millón de hectáreas en el vecino Uruguay arrojando sus detritus al río que compartimos

En el segundo, la temible agricultura química que ha transformado nuestra región, según las palabras de nuestro recordado Andrés Carrasco, en el mayor experimento a escala humana del planeta, exponiendo en nuestro país a 60 millones de hectáreas y casi 30 millones de personas a las consecuencias envenenamiento y enfermedad, todavía no mensuradas. Pero la impunidad con que se movían hace unos pocos años ha desaparecido, estos últimos meses nos han permitido dar testimonio que los reclamos son escuchados mucho más de lo que parece.

De hecho y solo a modo de ejemplo los legisladores locales que ofician de lobistas de los intereses de las multinacionales químicas, Arlettaz y Cresto no lograron imponer su nefasto proyecto de regulación de las fumigaciones con agrotóxicos en la legislatura provincial.

O recientemente un diputado con pretensiones de gobernador se tuvo que venir a Gualeguaychú a dar explicaciones acerca de su presunto interés en derogar la llamada Ley de la Madera que protege nuestra industria de aserradero y reelaboración, contra los embates del apetito insaciable por materia prima de las celulosas finlandesas.

Simultáneamente, la puesta en producción del establecimiento Laguna Blanca en La Paz (ER) propiedad de Douglas Tompkins, utilizando modos alternativos orgánicos y no contaminantes de producir refrescan la certeza sostenida científicamente por investigadores de INTA –Instituto Nacional de Tecnología Agraria- que producir sano sin usar agroquímicos no solo es posible sino que también es económicamente conveniente.

También otro viejo luchador de causas ambientales (aunque joven en edad) Emiliano Ezcurra pudo esta semana ver concretado su sueño de ver convertida la enorme estancia chaqueña La Fidelidad en un reserva de naturaleza en una provincia que en los últimos años ha sido brutalmente agredida por los intereses sojeros. Solo ejemplos entre muchos otros que dan cuenta de que la causa ambiental ha dejado de ser propiedad de intelectuales y soñadores para ser asumida por el conjunto social.

Ojalá que en los próximos años pueda revertir este rumbo irracional que la economía moderna basada en el paradigma de la ganancia y el beneficio ha impuesto a la sociedad actual.

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