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El presidente de la cámara de Empresarios Mineros dice que en el país se creó una falsa antinomia

Manuel C. Benítez se reconoce un «apasionado de la roca, un convencido de la potencialidad de la minería en la Argentina». Abogado, especializado en derecho minero, preside la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), entidad que agrupa a las principales compañías del sector, en el que dominan las firmas canadienses, como Barrick Gold.

Con mapas gigantes en los que se marca la riqueza minera de la Argentina, la copia de una declaración de apoyo de varias universidades nacionales a la actividad y muchas estadísticas que muestran que la minería usa menos agua que la agricultura, entre otras cosas, Benítez llega a la entrevista armado para la defensa de un sector económico cuestionado.

Evita referirse al cerrado apoyo de la administración Kirchner a la minería de la misma forma que esquiva referencias directas a los dirigentes políticos que reclaman cambios en la regulación minera. «De la minería se habla mucho, pero se la conoce poco. Sin minería hay provincias que estarían en una situación muy complicada. En Catamarca, representa del 65 al 70 por ciento del producto bruto. El 80% de San Juan es roca y si no hubiera minería, la gente se vendría al conurbano», afirmó.

-Se está tratando una ley de glaciares que involucra a la minería y algún legislador también sugiere rever la regulación de la actividad. ¿Cuál es la posición del sector?

-Hay que confiar en lo institucional, en que salga la mejor ley [de glaciares]. Por otro lado, creo que se ha creado lastimosamente una falsa antinomia entre minería y medio ambiente, cosa que no se ve en el resto del mundo. Cuando ves una mina, te das cuenta de todo lo que produce alrededor, de la movilidad social real y concreta que genera. En los 90, las leyes de promoción minera y la ley ambiental minera fueron votadas por todos los bloques porque veían esto. En provincias que tenés roca tenés que hacer minería porque si no la gente se va. No toda la Argentina es la pampa húmeda.

-¿Cuál es el riesgo ambiental de la actividad minera?

-La minería es una actividad nueva en el país y, por lo tanto, no hay mucha información. Es la única actividad que tiene una ley ambiental específica y que cuenta con la mayor cantidad de controles cruzados. Hasta ahora, no hemos tenido en el país ni un solo accidente ni tampoco un solo caso de contaminación ambiental.

-Pero el mineraleducto de la Alumbrera, una de las más grandes, tuvo pérdidas…

-Ese mineraleducto transporta barro compuesto básicamente por los minerales que se extraen de la mina y no es contaminante. En el peor caso si vierte el mismo contenido del suelo.

-El agua y el cianuro son temas recurrentes.

-En minería, el agua que se usa es reciclable y no hay antecedentes de contaminación porque los circuitos son cerrados. La mitología dice que Alumbrera usa cianuro, pero no es así. Sí, se usa en otros proyectos, pero se trata de un elemento que controlado no tiene ningún riesgo. Cuando entra en contacto con el aire, el cianuro se descompone.

-¿Cuál es el estatus fiscal de la minería?

-Esto es parte de la mitología que debemos desterrar. La minería paga todos los impuestos: ganancias, rentas provinciales, cargas sociales, etcétera. La única diferencia que puede haber es que, como se trata de una actividad de mucho riesgo, goza de un período de estabilidad fiscal durante el tiempo que dure el proyecto.

-¿Por qué es tan escaso el valor agregado de las exportaciones?

-La Argentina exporta concentrado, lo que llamamos barro, y bullion, una mezcla de oro y plata. Pero estamos trabajando con San Juan y Catamarca para poner una planta de tratamiento de cobre. No se hizo antes porque hay que tener una masa crítica de mineral. En Alumbrera se producen hasta cien lingotes de oro por mes, la idea es tener mucho más.

-¿Cómo ve el futuro del sector?

-La Argentina tiene una riqueza muy importante, que forma parte de la misma estructura geológica que Chile, donde el 60% de las exportaciones son minerales. Además, la minería que ha venido a nuestro país es de calidad y alta sofisticación. Estamos hablando de países con controles, básicamente de Canadá, que tiene el 44% de las inversiones mineras en la Argentina. Pero también de Estados Unidos, Australia, Suiza e Inglaterra. Por otro lado, el litio -que se usa en la baterías de los autos eléctricos- y el uranio -de uso en la generación de energía- tienen una potencialidad fantástica.

En 2009, se anunciaron cuatro grandes proyectos por US$ 750 millones: Gualcamayo, en San Juan; Manantial Espejo, en Santa Cruz; Pirquitas, en Jujuy, y Sierra Grande, en Río Negro. Se van a generar 8000 empleos directos y habrá 700 nuevas pequeñas y medianas empresas proveedoras. El aporte de la minería al PBI argentino hace 15 años era del 0,3%, ahora es de entre el 3,5 y el 4 por ciento.

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