EL GLIFOSATO EN PRIMER PLANO DE LA DENUNCIA SOCIAL

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FUENTE: Entre Ríos Ahora

Las consecuencias del glifosato en las poblaciones rurales de Entre Ríos son parte de un debate que gana fuerza en la provincia, en el marco de una discusión que en la legislatura provincial no encuentra convicciones para sancionar la ley de agroquímicos. En esta oportunidad, el auditorio de la Vieja Usina fue escenario de una conferencia brindada por especialistas, que plantearon los efectos de esta sustancia en la salud e incluso en los ecosistemas.

Los científicos argentinos Delia Aiassa -de la Universidad Nacional de Río Cuarto- y Rafael Lajmanovich -de la Universidad Nacional del Litoral-, además de la periodista francesa Marie Monique Robin -autora del documental “El Mundo según Monsanto”-, fueron convocados por el Foro Ecologista de Paraná este miércoles por la tarde. Ante una sala llena y la sola presencia  de Pablo Canali, senador del departamento Colón por el Frente para la Victoria (FPV), se reflexionó sobre la necesidad de tomar medidas urgentes e implementar un sistema alternativo de producción.

Graves efectos.

Daños genéticos evidentes como la cantidad de abortos, muertes, malformaciones o enfermedades crónicas en una misma población, son los efectos prologados y subletales que comienzan a observarse hoy en día en las localidades donde se realizan fumigaciones, planteó Aiassa.

En tanto, Lajmanovich advirtió por la “eutrofización de los ecosistemas”, que es “cuando los agroquímicos van al agua, las algas se ven afectadas y eso influye en todos los ciclos biológicos que existen en un ecosistema acuático y termina impactando hasta en las poblaciones de peces”.

En este sentido, el profesional habló de “ecocidio”, cuyos efectos inmediatos y más impactantes se producen en la fauna acuática a través de la muerte de peces y anfibios. Consultado por este cronista, confirmó que en arroyos y estanques de Entre Ríos es cada vez más frecuente encontrar este lamentable fenómeno. “Eso ya es un efecto agudo de los niveles del glifosato”, subrayó.

Prohibiciones o límites.

En relación a la dicotomía de si hay que prohibir el glifosato o limitar su uso, Aiassa planteó: “Determinar una zona de resguardo ambiental es reconocer de algún modo que está causando daño y que hay que prestarle atención. No sé si contribuye a la protección de las poblaciones”. De este modo, sin dar una respuesta conclusa, instó a “cuidar la salud humana y ambiental, de todos los organismos”.

Por su parte, Lajmanovich fue más allá. “Creo que en estos momentos la alternativa que tiene un gran desarrollo a nivel mundial y en el país es la agroecología. La tendencia mundial es esa. La agroecología debe ser el nuevo debate a partir de ahora y después de ver tantos problemas”, reflexionó y fue asentido a la par por el resto del panel.

Por su parte, la periodista francesa recordó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que el glifosato es una sustancia cancerígena probable, a raíz de los efectos detectados en animales, aunque aún no directamente en los seres humanos. En este sentido, su crítica fue una vez más hacia la multinacional Monsanto y los organismos de control en convivencia.

“Hay mucha presión de Monsanto sobre los expertos de las agencias de investigación”, denunció y advirtió que al interior de dichos organismos hay conflicto de intereses dado que muchos de los que lo integran están vinculados al negocio. De todos modos, fue optimista en su conclusión: “Casi seguro que dentro de unos años se va a prohibir porque hay tantos datos acumulados que sería muy peligroso para los gobiernos”.

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