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ARGENTINA NO PUEDE ESTABLECER DAÑO AMBIENTAL, AFIRMA EL EXCANCILLER

Opertti dice que La Haya no topea la producción de celulosa de UPM

El fallo de la Corte Internacional de Justicia de la ONU, con sede en La Haya, sobre el diferendo entre Argentina y Uruguay, no establece límites al volumen de la producción de UPM, según el excanciller Didier Opertti.

Argentina y los ambientalistas siguen inflexibles. Foto: AFP

J. P. Correa / D. Rojas

Tampoco el fallo establece la obligación de consultar al gobierno argentino sobre un eventual incremento, más allá de que Uruguay informó voluntariamente a ese país, como un gesto de buena voluntad, sobre el pedido de la empresa de subir su producción, aseguró Opertti.

El excanciller durante la presidencia de Jorge Batlle, revisó en estos días el fallo de La Haya tanto en inglés, como en francés y en español y llegó a estas conclusiones.

Más allá de lo que establece la decisión del tribunal, el gobierno uruguayo, por decisión propia, informó al argentino del pedido de la empresa de incrementar en 200.000 toneladas de celulosa seca su producción anual, como forma de evitar cerrar dos meses su planta de Fray Bentos a partir de la finalización en la próxima semana de su parada de mantenimiento habitual.

«Llegué a determinar que ningún párrafo condiciona la producción. Uruguay, actuando de buena fe, informó a Argentina en el seno de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) y están corriendo los plazos para la respuesta argentina. Eso es algo a lo que la sentencia no lo obligaba. Es una muestra de transparencia respecto a Argentina y de buen criterio para enfriar el tema», dijo Opertti a El País.

La determinación de un riesgo adicional y nuevo de contaminación como consecuencia del incremento de la producción corresponde al Comité Científico binacional que ambos países crearon, agregó el exministro.

«El comité científico ha hecho más de veinte visitas a la planta y hasta ahora eso no ha ocurrido», señaló. La determinación de un posible daño ambiental no es algo, entonces, que pueda hacer uno de los dos países unilateralmente, enfatizó Opertti.

 

La decisión de La Haya también exhortaba a las partes, en términos generales, a cooperar a través de la CARU por lo que Opertti interpreta que fue en ese marco que Uruguay decidió informar a Argentina de la solicitud de la empresa.

«Lo lógico es pensar que UPM va a usar los mismos parámetros que ha usado hasta ahora de cuidado medioambiental y de las aguas. Hoy tiene un activo que es la decisión de La Haya que dice que no contamina. Si hiciera lo contrario, sería como dispararse en un pie», consideró Opertti.

Por estos motivos, Opertti entiende que Argentina no podría argumentar en una eventual demanda ante el tribunal de La Haya, que Uruguay ha incumplido algunas de las obligaciones contraídas. Además, en cualquier caso, de existir divergencias, el estatuto del río Uruguay establece que ambos países deberán embarcarse en negociaciones directas antes de recurrir a otra instancia.

Gremios no acompañan.

Si UPM buscaba conseguir el apoyo de los sindicatos de trabajadores papeleros a su solicitud, no tuvo éxito.

Julio Burgueño, presidente de la Federación de Obreros Papeleros y Cartoneros del Uruguay (Fopcu), dijo a El País que «en estas circunstancias, nos parece que UPM equivocó el camino, tomó una decisión sin haber tenido el permiso para el aumento de la producción e intenta poner de rehenes a los trabajadores, sabiendo que durante un mes o un mes y medio podemos tener dificultades con el trabajo».

Burgueño reiteró la posición sindical de que la empresa debe hacerse cargo de los salarios de todos sus trabajadores de plantilla más los vinculados a la cadena productiva de UPM (choferes de camiones de las empresas que llevan madera, trabajadores de la cosecha forestal y otros). «No queremos que el seguro de paro que es una contribución de los trabajadores, que es un aporte que hace toda la sociedad para los casos con dificultades, sea usado en esta instancia porque entendemos que UPM se equivocó, intentó presionar a los trabajadores en estas circunstancias», opinó Burgueño.

El complicado proceso de idas y venidas con la mayor inversión privada en la historia de Uruguay, se acerca a días decisivos porque la parada de la planta terminará el próximo miércoles 25.

El presidente José Mujica tiene previsto hablar de UPM con su colega argentina, Cristina Fernández, cuando coincidan en Nueva York para la Asamblea Anual de la ONU. Esta semana Mujica se reunió con un integrante finlandés del directorio de la compañía pero tampoco a él le adelantó cuál va a ser su decisión.

UPM recibe el 40% de la madera producida en Uruguay, 70% le llega de montes propios y 30% de los establecimientos de unos 200 productores. La actividad de UPM impacta fundamentalmente en el litoral oeste del país y en los departamentos de Tacuarembó, Durazno y Florida. Cuenta con unos 550 empleados directos. Otras 2.800 personas participan, de una forma u otra, en la cadena productiva. La planta de Uruguay genera aproximadamente un tercio de la producción mundial de UPM.

Mientras Mujica sopesa su decisión, la industria papelera y cartonera, en la que trabajan unas 2.200 personas, atraviesa un panorama bastante complicado.

Burgueño contó a El País que debió cerrar la fábrica de cajas Urukor de Montevideo en la que trabajaban unas 120 personas y ahora el sindicato está buscando conformar una cooperativa con sus exempleados.

La empresa líder en el sector de cajas de cartón, con aproximadamente la mitad del mercado, sigue siendo Pamer, de la ciudad de Mercedes. «Pamer está tranquila ya que ahora tiene clientes de Urukor», dijo Burgueño.

Una propuesta central del sindicato es que UPM deje un porcentaje mayor de su producción de pasta de celulosa en Uruguay, como forma de fortalecer la industria del papel local y para que no haya que importar tanto este producto.

Fanapel, en Juan Lacaze, atraviesa algunas dificultades que la llevaron a embarcarse en un proceso de reestructura y a reducir el uso de máquinas para ahorrar energía. Sus dificultades son consecuencia de problemas con su competitividad y de las trabas que enfrenta para exportar a Argentina.

Uruguay se ha posicionado como un exportador importante de celulosa en la región, pese a que cuenta, por ahora, con una única planta productora. En 2012 exportó US$ 794 millones de ese producto y se espera que al cierre de 2013, la cifra haya superado largamente los US$ 1.000 millones. Para 2014 se aguarda que la pasta de celulosa sea el principal producto de exportación. Se calcula que en 2012, los embarques de pasta de celulosa representaron 70% de las exportaciones del sector forestal.

Por su parte, la apertura de la planta de celulosa de Montes del Plata, que tendrá una capacidad productiva similar a la de UPM, quedó postergada para el año próximo por retrasos en las obras. La planta, ubicada en Conchillas, Colonia, está terminada en un 92% y se calcula que la inversión total que demandará es de US$ 1.900 millones. Podrá producir 1,3 millones de toneladas anuales.

Según el Instituto Uruguay XXI, si Montes del Plata (propiedad de la sueco-finlandesa Stora Enso y la chilena Arauco) hubiese podido producir durante todo 2013, las exportaciones de celulosa podrían haber llegado a unos US$ 1.800 millones. A fines de octubre se conocerá la fecha de su apertura. La demora en su puesta en marcha le hizo perder varios millones de dólares.

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