CHINA DESEMBARCA EN ENTRE RÍOS ( ¿y después quién los para?)

Entre Ríos es la provincia que más ríos tiene, y ahora explora la posibilidad de acueductos

El gobernador Sergio Urribarri cerró el miércoles pasado con los directivos de la empresa China States los detalles del contrato para las dos obras de riego que encarará esa constructora estatal en la provincia.

Se trata de los acueductos Mandisoví Chico y La Paz-Estacas que tendrán una extensión de 546 kilómetros entre ramales principales y secundarios y demandarán una inversión que supera los 300 millones de dólares.

FUENTE: diario El Argentino de Gualeguaychú

Esta negociación quedará sellada cuando el presidente chino, Xi Jinping, visite la Argentina entre el 17 y 19 de julio. El entusiasmo se vive en ambos continentes: aquí porque es la primera vez que se encara un proyecto para aprovechar el recurso agua de una provincia que lleva su destino en el nombre: Entre Ríos. Y en China, porque la empresa estatal asegura que este año se podría dar inicio a esa mega obra que cambiará el modo de producir en el norte entrerriano.
“Esta es una obra de riego que seguramente va a cambiar el paradigma de la producción agraria en Entre Ríos orientándola hacia las producción de proteínas, además de beneficiar al sector arrocero”, conceptualizó Urribarri al hablar de la iniciativa.
Los datos iniciales son elocuentes: el acueducto tendrá una longitud total de 546 kilómetros entre ramal principal y ramales secundarios y Entre Ríos vuelve a inscribir su nombre detrás de la obra de riego más importante del país.
Los integrantes de la empresa china estuvieron en diferentes oportunidades en Entre Ríos, recorriendo incluso el lugar donde se realizarán los trabajos y en reuniones con representantes del gobierno provincial, mientras que el gobernador Urribarri también visitó este año el país asiático para avanzar en las gestiones que ahora están en su etapa final.
A pesar del nombre de la provincia, Entre Ríos es un territorio donde el agua dulce hasta ahora ha sido “tierra de nadie”. Se carece de una ley integral para el uso del Oro Azul, este elemento estratégico no sólo para el desarrollo sino para la vida misma.
Pero ahora la historia cambia y da un giro de 180°. La historia comenzó el 12 de enero del año pasado, cuando el gobernador se reunió con las autoridades nacionales y entre los varios temas que se abordaron, hubo uno que fue clave: el uso racional y estratégico del agua.
En ese marco, el gobernador argumentó: “El agua es un asunto altamente estratégico para la provincia y estoy convencido de que también para el país. Estamos tratando de generar la sensibilización en la provincia y en la región sobre el tema para generar las herramientas necesarias para poner bajo riego nuestra agricultura”. Si bien esto está pendiente, los avances son visibles.
“Elevar el agua hasta la cota que permita la disponibilidad de agua superficial para miles de campos productivos e instrumentar las herramientas financieras e impositivas para facilitar e inducir a que efectivamente el productor incorpore sistemas de riego eficientes que lleven el agua a la semilla” es el objetivo que se propone el Ejecutivo provincial como una etapa intermedia.
Gracias a los estudios realizados por el experto José Nágera (vecino de Gualeguaychú y que fue el primer geólogo egresado de la Universidad de Buenos Aires en 1915, falleció en 1966), se sabe que la provincia está atravesada por más de siete mil ríos, riachos y arroyos cuyas aguas superficiales no dependen del milagro de la lluvia. Y a estos más de siete mil cursos de aguas superficiales, todavía hay que sumarle dos componentes insoslayables: los cauces secos que en épocas de lluvias se convierten en torrentes y lo que es más importante aún: los acuíferos y su fecunda recarga, especialmente el denominado Acuífero Guaraní que es un recurso estratégico para la Unasur y la humanidad.
En la historia provincial siempre se soslayó esta riqueza natural, y así Entre Ríos siempre aparecía en las noticia porque padece el problema de la sequía de sus tierras, y otras veces por la inundación como es en la actualidad.
Es indudable que el agua es el primer alimento del hombre y es vital para los aspectos sanitarios. En ese marco se la considera un bien no renovable, finito, escaso, a veces demasiado oneroso.

Contextos y perspectivas

La construcción de acueductos colectivos es una solución integral. Así como alguna vez la provincia soñó con la posibilidad de tener un gasoducto que lleve el gas natural a las industrias, al comercio y a los hogares, lo mismo hoy se requiere para diseñar un sistema de ductos para el agua.
En una provincia con más de siete mil cursos de agua superficiales es inconcebible que el riego –por ejemplo- no sea colectivo. Es como si la abundancia fuera padre del desprecio.
No es casual que Entre Ríos hoy sea –pese a su nombre- considerada como una de las provincias donde se está produciendo la mayor erosión de sus suelos. Y a esta situación había que ponerle un límite privilegiando lo ambiental y simultáneamente aprovecharlo en materia productiva. Ambiente y producción de aquí en más quedarán sellados gracias a la obra del acueducto que se construirá en el norte entrerriano.

Lo que se viene

Pronunciar Entre Ríos es saber que el propio nombre expresa una intensa relación con los cursos de agua. Estos ríos han demarcado la geografía, pero fundamentalmente le han dado alma al entrerriano y es parte de su identidad cultural.
Vienen las megaobras y eso implica tareas domésticas. Por ejemplo, hace falta adecuar una ley de agua que permita no sólo consolidar lo que se empezó en el norte entrerriano con el riego colectivo, sino aprovechar integralmente mejor al “Oro Azul” que tanto merecen los entrerrianos que hacen de esta tierra “el mejor verde” del país.
Y así como la abundancia llevó a cobijar al desprecio, en otros territorios la carencia fue inspiración para la virtud. Esta es la experiencia de la zona de Cuyo, donde obligatoriamente tuvieron que establecer obras hidráulicas y leyes de fomento para garantizar el agua destinada al consumo y a la producción, en ese orden.
En materia de leyes, el diagnóstico del gobernador pone el acento en la existencia de varias normas que se contradicen, demasiadas áreas de gobierno vinculadas con el agua pero que no están coordinadas, organismos que no están trabajando de manera conjunta. Un desperdicio de esfuerzos y recursos, como esos ríos que van a la mar sin ser aprovechados. La tarea que queda por delante es tan monumental como gigantesca. Un desafío que marcará al siglo XXI en la provincia.
Por eso esta iniciativa es esencial. En los Departamentos del norte provincial se están ejecutando obras que prestarán el servicio a las chacras dedicadas a la producción de citrus, a través de un sistema de distribución de agua colectivo y se proyecta la realización de obras similares en localidades cercanas a la cuenca del arroyo Mandisoví Chico y en el área comprendida entre La Paz y Estacas.
No sólo será aprovechado por las producciones del citrus sino esencialmente por las arroceras, uno de los principales productos que la provincia exporta.
Se trata de una obra de riego que permitirá dar humedad a 200 mil hectáreas aproximadamente y se potenciará en la confluencia de los ríos Mandisoví y Uruguay y será impulsada aprovechando la topografía de las Cuchillas entrerrianas, es decir, por gravedad.
Con estas iniciativas, la actual gestión está intentando revertir una falencia histórica en la provincia, donde el bien del agua dulce era despilfarrado, mal distribuido y casi siempre mal administrado.
Si a esta política se la torna más colectiva y simultáneamente se desarrolla una educación urbana para evitar el derroche, entonces los cambios culturales serán más fáciles de ver en el corto tiempo.
En esta materia –en la administración del bien natural- falta mucho, pero el paso esencial se ha dado. Entre Ríos comienza a pagar una antigua deuda con su propio nombre, donde esta vez la abundancia implicará otra valoración sobre el agua dulce, ese bien tan escaso y tan vital en el mundo.

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