APOCALIPSIS NOW

Por: Carlos Pagura para ambitoweb

LA CUMBRE DEL CAMBIO CLIMÁTICO OBVIAMENTE FRACASÓ DE NUEVO

Los tibios preparativos de la Cumbre del Clima no hacían presagiar el final frenético de las últimas horas en Catar. En ese escenario, la decisión de extender el Protocolo de Kyoto hasta 2020 pareció el intento de «maquillar» la falta de acuerdos para una solución más decisiva.
Las prolongadas discusiones y los retrasos fueron demasiado para los nervios del anfitrión Abdalá al Attiya, quien de un momento a otro anunció que el compromiso estaba sellado. Rusia denunció que la  veloz rúbrica del documento fue parte de un procedimiento forzado, una puesta en escena «sin precedentes».
Tampoco EEUU se mostró dispuesto a aceptar el escrito, que en rigor sólo compromete a la Unión Europea, Australia y a una decena de países industrializados a reducir sus emisiones de gas con efecto de invernadero. Un simbolismo: sólo representan el 15% de las emisiones a nivel global.
Es que las negociaciones entre las más de 190 naciones en Doha no estaban bien desde el principio. Los países en desarrollo sentían que la extensión del protocolo de Kioto era un objetivo «débil» y «poco ambicioso».
Su desafío consistía en obtener la promesa del desembolso de u$s 60.000 millones hasta 2015 y u$s 100.000 millones por año de aquí a 2020 para destinar a la adaptación climática. Ese monto es literalmente una pesadilla para los países desarrollados en medio de la crisis económica mundial.
Como se preveía, tanto quedó claro el modo en que se financiarán los programas de asistencia, aunque en este punto quedó flotando la idea de organizar un foro de alto nivel ministerial el año próximo. La cita tampoco pudo despejar el suspenso alrededor del promocionado Fondo Verde para el Clima, sobre el que muchos temen se quedará sin recursos a mitad de camino.

Última noche
En medio de una última noche febril, ya fuera de agenda, los delegados recorrieron pasillos y mantuvieron sucesivas reuniones para desactivar disidencias, en especial de la Europa del Este con el trío Polonia, Rusia y Ucrania a la cabeza. Pero el tiempo era escaso para un acuerdo consensuado de principio a fin.
Antes de su criticada aparición en la clausura de la cumbre, Al Atiya ya había adelantado que «no todas las partes estarán totalmente satisfechas con los resultados», y recordó a los ministros: «Han venido para proporcionar orientación, pero, sobre todo, para ofrecer liderazgo».
Horas después, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, felicitó el trato conseguido, pero advirtió que es apenas un primer paso y que los gobiernos deben hacer «mucho más» para frenar el cambio climático.
Durante los últimos días, los informes y estudios dieron la alarma sobre el hecho que, si no se redoblan los esfuerzos, la temperatura global del planeta subirá de 3°C a 5°C y no 2°C, el umbral más allá del cual el sistema climático se haría incontrolable.
Una vez más, la gran cita quedó aplazada. La meta visible ahora es la de la cumbre de 2015, que tendrá como sede a París, para lograr un acuerdo «universal» sobre las reducciones de gases de efecto invernadero que implique a todos los países, incluidos a China y Estados Unidos, los dos mayores contaminantes del planeta.
Estas medidas deberían entrar en vigor cuando expire la extensión de Kyoto en 2020, pero todos los plazos se acortarán o prolongarán según corran los tiempos. En una actualidad con eventos climáticos extremos cada vez más repetidos, el tema tiene chances de ganar espacio en la agenda política y forzar
una respuesta más inmediata.
Hasta el momento, la causa logró avivar masivas manifestaciones globales pero no tuvo una incidencia marcada, con contadísimas excepciones, a la hora de las elecciones. Si esa tendencia se altera, será otra la cuestión.

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