Gualeguaychú, ideas y costumbres ambientales – el Parque Industrial –

El tema de la contaminación del PIG -Parque Industrial Gualeguaychú- está en el centro de las preocupaciones de nuestra ciudad.    Un lector de nuestra página nos envió  una interesante reflexión sobre lo que está pasando, que nos perece oportuno compartir con todos:

Gualeguaychú, ideas y costumbres ambientales – el Parque Industrial –

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En alguna parte de su “Tratado sobre la naturaleza humana”, David Hume afirma: “Hay una gran diferencia entre las opiniones que formulamos tras una tranquila y profunda reflexión (meditado principio filosófico), y las que abrazamos por una especie de impulso o instinto natural..”.
Usted dirá : ¿ que tiene que ver esto con la cuestión ambiental? , en que muchas veces afirmamos algo teóricamente pero nuestras conductas y prácticas, en muchos casos, no coinciden con ellas; intentaré explicarlo. Resulta que Gualeguaychú se enfrenta a uno de sus problemas crónicos: LA CONTAMINACION DEL PARQUE INDUSTRIAL. Crónico y cíclico diría yo. Recuerdo que allá por 1983 desde el Partido Intransigente planteábamos que se debían realizar controles serios de los efluentes del Parque por los peligros que su defectuoso tratamiento acarreaba. Recuerdo también que existió una dura respuesta de la Corporación del Desarrollo desmintiendo rotundamente que tal problema existiera.
Han pasado 40 años y el tema sigue siendo tabú, por lo menos en los círculos de poder. No tengo dudas que como sociedad debemos reclamar por este Derecho Humano fundamental : el de tener un ambiente sano, de no ser así , por efecto dominó se violarán otros, como el derecho a la salud por ejemplo y esto ocurre porque nos INTOXICAN EL AGUA Y EL AIRE; y estoy hablando del PARQUE INDUSTRIAL DE GUALEGUAYCHU, no de BOTNIA, que por supuesto también lo hace. Lo importante es asumir con total tranquilidad de conciencia que nuestro reclamo de: BASTA DE CONTAMINACION DEL PARQUE INDUSTRIAL es absolutamente legítimo, urgente y necesario y que debemos romper con una falsa conciencia que nos han impuesto por décadas, en relación a ello formularía las siguientes preguntas :
¿ Lo que ocurre hoy es una irregularidad eventual o es una práctica histórica?, ¿Cómo entender, que una empresa como R.P.B Baggio haya estado desde 1998 arrojando sus residuos industriales a un campo privado sin ningún tipo de control ? , ¿Se trató de ignorancia por parte de la empresa ,o se hacía por una razón estrictamente económica?.
Debemos asumir que estamos frente a prácticas asentadas, costumbres arraigadas en los modos en que el empresariado radicado en el Parque Industrial –tal vez no todos- concibe su actividad productiva. Ciertamente el sentido común empresarial da por sentado el desgobierno de sus efluentes y residuos, y con ello la asunción por parte de la sociedad de los costos que supondrían su correcto tratamiento. Es claro que la perspectiva desde la que evalúan sus ganancias no registran la cuestión ambiental.
Otra pregunta que realizaría es: Esta práctica es sólo de este lugar ? , claro que nó.
Los discursos de “no detener el desarrollo” aunque sea a cualquier precio han arraigado, y nos han ido desarmando como sociedad, quitándonos herramientas y estrategias de acción capaces de llevar a cabo lo más obvio: exigir definitivamente formas de producción y tratamiento de los efluentes industriales acordes a los criterios básicos del siglo XXI. Porque, más allá de las ideas (y allí Hume), de la frondosa legislación ambiental y las hermosas declaraciones luego de 40 años nos encontramos con un Estado, instituciones, organizaciones ambientales o vecinales sumisas a este orden de cosas y nos cuesta encontrar formas potentes de exigir y gravitar en términos concretos sobre la contaminación local.
Si a la contaminación del Parque Industrial sólo la vemos como algo que afecta a un barrio (Don Pedro) y no a la ciudad en su conjunto estamos errando, si lo interpretamos solo como un tema coyuntural o pasajero no daremos en la tecla, y la cuestión seguirá girando y girando.
Gualeguaychú está hoy en un nuevo umbral respecto al cuidado del medio ambiente y particularmente del rio; no debemos olvidar a “Amarras”. Es un momento propicio para aferrarnos a “nuestro meditado principio filosófico” EL COMPROMISO AMBIENTAL para así alejarnos del ciclo de la infamia rompiendo con la inercia del “impulso o instinto natural” expresado en : ( “contaminan pero dan trabajo”, “ podemos perder el apoyo o la publicidad”, “acá no llega el olor”, “mejor me callo”, etc etc”) costumbre que nos tiene desde hace 40 años hablando de lo mismo, casi siempre en voz baja o en la peluquería, mientras vemos como los residuos industriales son volcados crudos en la cañada de Melgar que inexorablemente van a nuestro Rio y muy posiblemente con metales pesados.
Las ideas de “compromiso ambiental”, “No a la contaminación”, “Sí a la vida”, “Responsabilidad social empresaria”, la noción papal de “Casa común” tan frecuentada últimamente, deben servirnos para ajustar la brecha entre lo que decimos con lo que hacemos y no seguir reproduciendo esta desgraciada como suicida comodidad de quedarnos callados frente a un hecho grave , concreto y evidente.

Osvaldo

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